Los electrodomésticos se han vuelto indispensables en el hogar, ya que agilizan las tareas diarias y optimizan el uso del tiempo. Gracias a ellos, es más sencillo cocinar, conservar los alimentos y mantener la limpieza de los espacios con mayor eficiencia. En la cocina, equipos como el microondas, la freidora de aire, el horno y la nevera desempeñan un papel fundamental en la preparación y almacenamiento de los alimentos.

Por otro lado, dispositivos como la lavadora hacen que el lavado de la ropa sea más práctico, mientras que el aire acondicionado ayuda a mantener una temperatura agradable en casa. Sin embargo, una de las preocupaciones frecuentes es el elevado consumo eléctrico de estos aparatos y su impacto en la factura de energía. De hecho, algunos continúan utilizando electricidad aun cuando están apagados, un fenómeno conocido como “consumo fantasma”, que puede generar un gasto innecesario si no se toman precauciones adecuadas.

El electrodoméstico que no debe desconectar con frecuencia

En muchos hogares, es habitual que las personas desenchufen sus electrodomésticos con la intención de ahorrar energía o evitar fallos eléctricos. Sin embargo, esta práctica puede ser perjudicial para ciertos dispositivos. Un caso particular es el de la nevera o refrigerador, que está diseñado para funcionar de manera continua. Aunque apagarlo ocasionalmente pueda parecer una forma de reducir el consumo eléctrico, hacerlo con frecuencia puede afectar su rendimiento y disminuir su vida útil.

La mayoría de electrodomésticos consumen energía incluso cuando no están en funcionamiento, fenómeno conocido como “consumo fantasma”. | Foto: Phil Leo / Michael Denora

Este electrodoméstico opera con un sistema de enfriamiento que mantiene una temperatura constante para conservar los alimentos en buen estado. Cada vez que se desconecta, el motor y el compresor deben reiniciar su ciclo de enfriamiento desde cero, lo que genera un esfuerzo adicional en sus componentes. Con el tiempo, este proceso puede provocar un desgaste acelerado del compresor, el cual es responsable de hacer circular el gas refrigerante. Si se somete a encendidos y apagados constantes, puede sobrecalentarse y averiarse antes de tiempo.

Además, apagar la nevera con frecuencia favorece la acumulación de humedad en su interior. Al estar sin energía, el aire caliente del ambiente ingresa y genera condensación, lo que puede afectar los circuitos electrónicos y fomentar la aparición de moho en las superficies internas. Esto no solo impacta en la durabilidad del aparato, sino que también puede comprometer la higiene y seguridad de los alimentos almacenados.

Cuando se desconecta con frecuencia, el motor y el compresor deben reiniciar su ciclo de enfriamiento desde cero, lo que provoca un esfuerzo extra en los componentes internos. | Foto: Ilustración creada con la IA de Bing Image Creator

¿Cuándo es recomendable desconectar la nevera?

Si bien no es aconsejable apagar el refrigerador de forma frecuente, hay situaciones en las que es necesario hacerlo. Por ejemplo, al realizar una limpieza profunda o en casos de mantenimiento técnico. También es recomendable desconectarlo si no se utilizará durante un periodo prolongado, como en vacaciones o mudanzas. En estos casos, lo ideal es vaciarlo completamente, limpiarlo y dejar la puerta abierta para evitar la acumulación de humedad.

Si el propósito es reducir el consumo eléctrico, existen mejores alternativas que apagarlo por completo. Mantener las bobinas del condensador limpias, asegurarse de que las puertas cierren herméticamente y ajustar la temperatura a niveles óptimos (entre 3 y 5 grados Celsius en el refrigerador y -18 grados en el congelador) son medidas que contribuyen a mejorar su eficiencia energética sin afectar su funcionamiento.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.