El valle geográfico del río Cauca se ha convertido en el principal productor de caña de azúcar del país, aportando el 23% del Producto Interno Bruto agrícola del Valle del Cauca y el 9.3% del PIB industrial, según Asocaña.

Solo hasta el año pasado, el área sembrada de esta planta en el departamento era de 185.982 hectáreas, por lo que se convierte en uno de los actores claves en el progreso de la región.

Héctor Fabio Ramos, docente asociado de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional, seccional Palmira, explica que las tierras del valle del río Cauca han sido enriquecidas durante cientos, o incluso, miles de años por este importante afluente: el Cauca.

“Son suelos ricos en materia orgánica y muy fértiles. Me atrevería a decir que el título de región agroindustrial de Colombia que tiene el Valle se ha sustentado en la riqueza de nuestros suelos, gracias a sus aportes minerales y orgánicos con unas estructuras bien definidas para cualquier cultivo”, afirma Ramos.

Gracias a ello, el Ingenio Providencia, ubicado en El Cerrito, Valle, cuenta con 29.000 hectáreas sembradas de caña. “En la actualidad, la fábrica tiene una capacidad instalada de molienda de 12.000 toneladas por día hábil promedio, alcanzando una producción anual superior a los 3′500.000 de toneladas”, según cifras del Ingenio.

La agroindustria de la caña de azúcar es un sector dinamizador de la economía del país. A nivel nacional, representa el 2,8 % del PIB agrícola, el 2,4 % del PIB industrial y el 0,6 % del PIB total. | Foto: Ingenio Carmelita/El País

Además, tiene una producción anual de 6′000.000 de quintales de azúcar, 105 millones de litros de alcohol carburante y genera diariamente 38 MW de energía. Esto a partir de fuentes renovables como el bagazo de la caña de azúcar, lo que asegura el aprovechamiento de todos los componentes de la materia prima.

En conjunto, Según Asocaña, en el Departamento se produjeron 21.137.926 toneladas de caña molida y 1.917.103 de azúcar.

Compromiso con el medio ambiente

Además de los grandes aportes económicos que la caña le provee a la región, también hay factores ambientales que le reportan beneficios.

Por ejemplo, esta planta, tal como lo resalta el docente Ramos, “es un importante secuestrador de CO2, ya que es capaz de convertir esos gases tóxicos en agua y en oxígeno”, un proceso que favorece de manera significativa al medio ambiente.

Además, la quema de caña, que antes afectaba la salud de los vecinos del Valle está limitada y prohibida, lo cual ha disminuido notablemente el impacto negativo en los ecosistemas.

Por otra lado, como parte de la agricultura de precisión, el Ingenio Riopaila Castilla cuenta con dosis exactas de fertilizantes en sus cultivos, “con el compromiso de respetar los recursos naturales”, explica la ingeniera Luisa Barona, gerente de Operaciones de la Planta.

La utilización de maquinaria especializada aporta a la agricultura de precisión, una forma de contribuir al medio ambiente y tener prácticas sostenibles. | Foto: Ingenio Carmelita/El País

De la misma manera, en el Ingenio Carmelita se han implementado herramientas de agricultura de precisión en cosechadoras de caña, “permitiendo volver más eficiente la operación y recopilando datos para la toma de decisiones en el manejo sostenible del cultivo”, sostiene Andrés Felipe Muñoz, gerente de campo del Ingenio.

Residuos aprovechables

A partir de los residuos de la fabricación de azúcar y de la producción de alcohol, el Ingenio Providencia produce Provicomp, un abono orgánico resultante de un proceso de compostaje, que “tiene beneficios físicos, químicos y biológicos en el suelo, mejorando su estructura, estimulando el paso de nutrientes y manteniendo un alto nivel de vida microbiana, dando como resultado un suelo más sano”, explican expertos del Ingenio.

Asimismo, en el Ingenio Riopaila Castilla, los residuos de la caña también tienen un uso específico. “Utilizamos el compost como coadyuvante en la fertilización para suministrar nutrientes a los cultivos y mejorar las características del suelo”, un proceso que favorece la productividad de la empresa y extiende la vida útil de la caña de azúcar, sostiene la gerente de Operaciones de la Planta.

Por un Valle mejor

La agroindustria de la caña también impacta positivamente a los habitantes del Valle, a través de su compromiso social, donde las empresas apoyan a su área de influencia a través de diferentes líneas.

Manuelita beneficia a la comunidad con programas como ‘Educar uno a uno’, un modelo que apoya a los docentes y directivos, incorporando el uso de las TIC en la pedagogía.

Además, promueve proyectos de investigación en el salón de clases para fortalecer el pensamiento crítico y desarrollar competencias integrales.

El Ingenio Carmelita, a través de sus objetivos, busca también promover el desarrollo sostenible dentro de la empresa, gracias a la creación de valor económico, medioambiental y social, a corto y largo plazo, en sus más de 1.300 colaboradores directos e indirectos, sus familias y toda su área de influencia.

Por medio de la Fundación Carmelita “adelantamos temas de educación, a través de nuestra Escuela Carmelita y la Institución Educativa Alfredo Garrido Tobar”, afirma Luis Miguel Hurtado, Director gestión humana del Ingenio.

Así mismo, los programas Providencia Educa, Providencia Conecta y ‘Escuela de líderes para un Valle sostenible’ son apoyados por Providencia como parte de su compromiso social.

Según Asocaña, en el departamento se produjeron 21.137.926 toneladas de caña molida, lo que significó un aumento del 1,1% en la producción de azúcar y del 7,3% en exportaciones. | Foto: Ingenio Carmelita/El País

Adicionalmente, se realizan las jornadas ‘La caña nos une’, para llevar servicios especializados de atención en salud a comunidades rurales”, afirman representantes del Ingenio Providencia.

Reseña histórica

*La caña de azúcar criolla llegó al Valle en 1540, traída por Sebastián de Belalcázar, pero fue entre 1802 y 1808 que se introdujo la Otahití.

*A principios del Siglo XX, la molienda dejó de ser una labor artesanal, cuando se inauguró una moderna planta en el Ingenio Manuelita, donde se producía caña y existía un trapiche de tracción animal, que generaba 4 quintales diarios de azúcar de pan.

*“Para 1930 solo había tres ingenios en el Valle del Cauca: Manuelita, Providencia y Riopaila; desde esos años la industria azucarera empezó a expandirse en la región hasta completar 22 ingenios”, afirma Cenicaña.

*Además, después de 1940 los ingenios desaparecieron de las regiones y se centraron en el Valle.