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Historia de la comunidad indígena Tayazú, de Vaupés; han sembrado 89.000 árboles nativos
Son muchas las empresas que impulsan proyectos de protección a la biodiversidad colombiana.
Con ocasión de la COP16, Cumbre Mundial de la Biodiversidad que se realiza en Cali hasta el 1 de noviembre del 2024, se han conocido muchas historias que pasan desapercibidas en esa tarea de rescatar el medio ambiente colombiano.
Una de ellas es la de la comunidad de Tayazú, situada a dos horas y 45 minutos de Mitú, la capital del departamento de Vaupés, quienes han entregado sus días a preservar el patrimonio más valioso, como es la naturaleza.
Y es que allí, ellos han sembrado más de 89.000 árboles nativos, regenerando más de 1500 hectáreas de bosque húmedo tropical, lo que equivale a 2000 canchas de fútbol. Cada especie es aprovechada de acuerdo con sus necesidades y ofrece diferentes beneficios a las comunidades y al ecosistema entero.
Por ejemplo, el Copoazú, árbol de hasta 18 metros (tres veces la altura promedio de una jirafa), ofrece frutos durante todo el año, los cuales son aprovechados en su totalidad por las comunidades; el Cacao florece a lo largo del año, siendo muy apetecido, ya que las comunidades y los animales se alimentan de él; y el Mariche es una palma de gran importancia para los indígenas y el ecosistema, pues se utiliza para obtener mojojoy, una larva comestible, y con sus frutos se preparan jugos.
Estos son algunos de los árboles que día a día, con el acompañamiento de Saving the Amazon, se siembran con las diferentes comunidades de la selva.
Además de los árboles frutales, también se siembran maderables, “los maderables, con los que antiguamente los viejos hacían las canoas, sacaban su asiento para sentarse, entonces los niños los consumen y vienen creciendo detrás de uno; eso es de vital importancia para nosotros, los sembradores”, afirmó Jorge Manuel Villa Prieto, integrante de la comunidad Tayazú.
Según un comunicado del Banco de Bogotá, esta actividad de siembra es impulsada por esta entidad desde hace más de tres años, tiempo en el que se han capturado más de 16.000 toneladas de CO₂, equivalentes a retirar de circulación más de 3000 vehículos durante un año.
“Sembrar árboles es maravilloso, porque contribuye a un ambiente más saludable. Además, puedo ver cómo crecen y se convierten en un hábitat para los animales y también ayuda a combatir el cambio climático”, cuenta Daisy, cuya familia ha sembrado 480 especies.
Es así como la comunidad indígena Tayazú hace parte de un propósito superior con el que se busca reforestar el pulmón del mundo.
“El impacto ambiental y social que se ha generado en la Amazonía colombiana no sería posible sin el compromiso de las más de 62.000 personas que, con nuestra Tarjeta Débito Verde, destinan el 1 % de sus compras a este gran proyecto de reforestación. Además, por cada árbol sembrado, desde el Banco de Bogotá donamos uno adicional, sumando acciones que, al combinarse, generan un cambio significativo”, afirmó César Prado, presidente de Banco de Bogotá.
Explicaron igualmente que las personas que tiene tarjeta Débito Verde y Saving the Amazon aportan a este esfuerzo para impactar positivamente el medio ambiente y asegurar que las generaciones venideras se beneficien de estos ecosistemas, demostrando que el cambio está en las manos de quienes actúan.
