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Pabellón Unidad Nacional de Tierras en la zona verde de la cop16
Denis Villota se dedica a cultivar, cosechar y comercializar café, lo que le permitió que actualmente su hija esté cursando una carrera universitaria, luego de haber sido golpeadas por la violencia en Colombia. | Foto: Bernardo Peña/El País

Cali

Los emprendedores que no logró apagar la violencia y que brillaron en la COP16

Más de 20 campesinos, desplazados por los grupos armados en Colombia, expusieron sus emprendimientos en la COP16.

2 de noviembre de 2024 Por: Por Juan Camilo Villaquirán Úsuga / Reportero de El País.

Lo que antes era incertidumbre y tristeza, ahora se transformó en esperanza y felicidad para 25 campesinos que sobreviven gracias a sus emprendimientos, los cuales fueron generados a partir de la restitución de tierras de las que fueron beneficiarios luego de haber sido golpeados por la violencia en Colombia.

La Zona Verde de la COP16 fue la gran vitrina para que estas personas, que hacen parte de cientos que han sido beneficiarias a nivel nacional, dieran a conocer sus historias al mundo y a la vez generar algunos ingresos.

Por ejemplo, una de las beneficiarias fue Denis Villota, quien en el año 2003 fue desplazada del municipio de Policarpa, en Nariño, luego de que grupos al margen de la ley asesinaron a su padre y la dejaron a la deriva junto a su madre.

No obstante, hacia el 2006 la vida tomó un nuevo camino para ella, debido a la restitución de tierras de la que fue beneficiaria y que le permitió iniciar con su emprendimiento de siembra, cosecha y comercialización de café.

“Para mí fue duro porque soy hija única, pero afortunadamente pudimos seguir avanzando. Hoy tengo una hermosa hija que está estudiando en Pereira, y gracias a este emprendimiento va a ser ingeniera. Su compromiso es volver al pueblo para ayudar a su familia y a seguir capacitando a otras mujeres para brindarles lo que ella ha aprendido por acá por la ciudad”, dijo Villota.

Pabellón Unidad Nacional de Tierras en la zona verde de la cop16
Más de 20 campesinos mostraron sus emprendimientos en el stand de la Unidad de Restitución de Tierras. | Foto: Bernardo Peña/El País

La policarpense se describió como una mujer de campo que no le tema a ponerse las botas en las primeras horas del día para salir a trabajar para poder sacar adelante su proyecto, algo que tuvo frutos durante la COP16, gracias a las ventas que obtuvo.

“Tuvimos una excelente acogida, llegamos el martes 29 de octubre al stand con 80 bolsas de café, pero para el jueves 31 de octubre solamente teníamos 4. Es un orgullo haber estado en un escenario como la COP16, mostrando lo que los campesinos hacemos con amor y sacrificio”, agregó Villota.

La exposición de los emprendimientos de estos campesinos hacen parte de la iniciativa ‘Frutos de la Restitución’, creada por la Unidad de Restitución de Tierras, como un proyecto para que estas personas fueran independientemente sostenibles.

“La Unidad de Restitución de Tierras, continúa restaurando el tejido social de millones de colombianos, pero no solamente se trata de restituir tierras, también le apuntamos a la restitución de la vida, la esperanza, el trabajo y la posibilidad de construir un mejor mañana para todos”, puntualizó la Unidad de Restitución de Tierras.

Estas iniciativas comerciales estuvieron expuestas en un stand que estaba ubicado en frente del Concejo Municipal y, como si se tratara de un centro comercial, decenas de caleños y extranjeros se dejaron cautivar por los productos ofrecidos por los campesinos, hasta el punto de que era casi imposible moverse al interior del recinto.

Muestra de ellos es otro de los casos que marcó la violencia colombiana y que hoy resurge en forma de emprendimiento es el de Henry Gaspar, que fue desplazado junto a sus padres en el año 2000 del municipio de Balboa, en Risaralda.

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Henry Gaspar dejó atrás las tristezas causadas por la violencia en el país y se dedicó a su emprendimiento de panela. | Foto: Bernardo Peña/El País

Posteriormente, con los embates de los grupos al margen de la ley un poco menguados, él y su familia regresaron al territorio para poder obtener una restitución de tierras, la cual no lograron hasta el año 2018.

Esta nueva oportunidad fue tomada como un gran trampolín por parte de Gaspar, quien decidió iniciar su emprendimiento de siembra y cosecha de la caña de azúcar, para después convertirla en panela.

Dicha empresa familiar recibe el nombre de ‘Panela Gaspar’, en donde están involucradas cinco personas en toda la cadena productiva y comercial de la panela.

“Nosotros sacamos y procesamos el jugo de la caña en diferentes tipos, uno de ellos es en caramelo para masticar, otro es en la panela tradicional, pero también le damos un valor agregado en panela en polvo. Además, es un producto orgánico, no lleva aditivos, no lleva colorantes y el proceso es muy natural”, explicó Gaspar.

Una de las curiosidades de la panela comercializada por la familia Gaspar es que la que se vende en bloque es envuelta en hoja de plátano, para así poder conservar las propiedades de este alimento de una mejor forma.

Asimismo, Henry Gaspar relató que el producto más tedioso para elaborar son los caramelos de panela, ya que le toma más de 3 horas realizarlos, logrando producir alrededor de 150 unidades.

Lanibel Barrios fue otra de las campesinas de Colombia que se gozó y sacó el mayor provecho de la COP16, luego de comercializar su dulce de leche, o como es popularmente conocido en Cali: manjar blanco.

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Lanibel Barrios fue víctima de desplazamiento junto a sus padres, pero luego de más de 10 años logró tener una segunda oportunidad y actualmente se dedica a comercializar manjar blanco, los cuales son elaborados por ella misma. | Foto: Bernardo Peña/El País

La mujer es nacida en Montes de Maria, en Bolívar, y en el 2002 su familia fue sacada de su territorio. “Fue algo muy doloroso pasar de uno tener algo y estar cómodo a de repente no tener nada”, recordó Barrios.

Ya fue para el año 2018 que logró la restitución de su familia, y a partir de ese momento inició con su emprendimiento.

“Esto nos cambió la vida, yo tengo mi emprendimiento de dulces de leche. Normalmente me demoro de 2 a 3 horas haciéndolos, es a leña, artesanal, no tiene aditivo ni algún químico. Además, el envase son de unas pequeñas totumas de un palo que está allá (Montes de María), entonces todo está relacionado con la conservación del medio ambiente”, resaltó Barrios.

En este proceso productivo solamente está involucrada Lanibel, pero espera que pueda seguir creciendo, para así poder seguir asistiendo a eventos de talla mundial para dar a conocer su producto.

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