Colombia
El drama que vive una paciente trasplantada de riñón por la falta de entrega de medicamentos: “estoy muriendo lentamente”
El costo de su fármaco vital redondea los 2 millones de pesos, por lo que se ha convertido en una situación insostenible para la economía del hogar.

Escasez de medicamentos, atención inoportuna e interrupción en tratamientos vitales, son solo algunas de las situaciones con las que millones de colombianos han tenido que lidiar desde hace meses debido al deterioro que ha sufrido el sistema de salud en el país.
Los testimonios de los pacientes no se hacen esperar y el panorama que viven los afectados solo evidencia la gravedad de las condiciones con las que deben vivir diariamente. Tal es el caso de Marta Helena Villalobos, una mujer de 60 años que recibió un trasplante de riñón hace nueve años, pero que desde julio del 2024 no ha recibido los medicamentos vitales por parte de su EPS.

En conversación con Diego Guauque, periodista de Séptimo Día, la mujer relató los crudos meses que ha tenido que vivir junto a su esposo, Emiliano Montaño, de 75 años, por la falta del suministro la medicina que es fundamental para que su riñón se mantenga en óptimas condiciones.
Fue en 2016 cuando, después de estar en diálisis durante 10 años, Marta logró recibir su trasplante en el Hospital San Ignacio de Bogotá. “Recuerdo que lo primero que dije cuando desperté fue ‘tengo chichi’. Era un buen síntoma, ya que llevaba como seis años sin orinar”, contó.
Aunque durante ocho años la mujer recibió su tratamiento sin complicaciones, en julio del año pasado la situación se tornó compleja debido a que este dejó de ser entregado con la excusa de que no estaba disponible.
“Empiezan a decir que hoy no hay el medicamento y que queda pendiente”, manifestó Emiliano, quien ha sido el encargado de reclamar los fármacos en los dispensarios, pero que le ha sido negado.
La pareja no se podía quedar de manos cruzadas viendo como la salud de Marta se complicaba a causa de la falta del tratamiento, por lo que tuvieron que tomar otras alternativas. En principio, optaron por costear la medicina por cuenta propia, pero conforme pasaba el tiempo se volvió en algo insostenible para la economía del hogar, debido al alto precio de los mismos.

“Esos medicamentos valen alrededor de 2 millones de pesos. No tenía que pagar nada. Tenía que tomarme siete pastillas en horarios fijos... Duré ocho años con mis medicamentos completos”, manifestó la mujer al medio anteriormente citado.
Tiempo después encontraron otra alternativa: intercambiar medicinas entre pacientes a través de grupos de WhatsApp, una práctica que se ha vuelto común entre los ciudadanos y que pone sobre la mesa la grave crisis de acceso a tratamientos esenciales.
Aun así, en esta modalidad no siempre se obtiene éxito, por lo que muchos usuarios se quedan sin recibir el medicamento que les corresponde. De hecho, la salud de Marta Helena ha mostrado un deterioro progresivo que podría llevarla a tener complicaciones severas.
“Alguna vez me dijeron que, si no tenía el medicamento, tenía que hospitalizarme de inmediato porque no puedo vivir sin eso”, sentenció la mujer. Y agregó: “Cada vez que mi esposo llega con el morral vacío, yo siento como que me acerco a la muerte. Siento que me estoy muriendo lentamente, porque mi riñón se está deteriorando día a día”.
El de Marta es solo un testimonio más de los miles que día a día se encuentran a las afueras de los dispensarios de medicamentos del país, en donde la incertidumbre y la esperanza se apoderan de quienes ruegan con algún día poder contar nuevamente con su tratamiento vital.
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