Cultura
Santoral: ¿a que santo hay que rezarle el 16 de febrero?
Hoy se conmemora la figura de San Onésimo de Éfeso, el primer obispo de Éfeso después de su liberación.
San Onésimo fue un personaje del cristianismo primitivo, que, de acuerdo con la historia, fue un esclavo que pertenecía a un hombre llamado Filemón, que vivía en Colosas, una ciudad de Frigia en Asia Menor. Se dice que este personaje escapó de su amo y se dirigió a Roma, donde habría encontrado al apóstol Pablo mientras este permanecía bajo arresto domiciliario.
Según la Epístola a Filemón en el Nuevo Testamento, escrita precisamente por el apóstol Pablo, Onésimo se convirtió al cristianismo mientras estaba en Roma y se fue un colaborador fiel de Pablo. En el texto, Pablo le pide a Filemón (antiguo amo de Onésimo) que lo reciba de vuelta no como esclavo, sino como un hermano en Cristo.
De acuerdo con la tradición cristiana, San Onésimo fue venerado como un mártir y fue considerado como el primer obispo de Éfeso después de su liberación. Y, según algunas leyendas, fue martirizado durante la persecución de los cristianos en el siglo I.
En ese sentido, su festividad se celebra el 16 de febrero en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica y de algunas otras denominaciones cristianas. Además, hoy también se celebran otros Santorales:
- Santa Juliana de Nicomedia: Mártir cristiana que vivió en el siglo IV, quien fue torturada y ejecutada por negarse a renunciar a su fe cristiana.
- Santa Juliana de Florencia: Religiosa carmelita italiana del siglo XV, quien fue conocida por su vida de oración y devoción.
- San Elías del Monte Carmelo: Profeta bíblico del Antiguo Testamento, quien fue venerado por varias religiones, entre ellos, el cristianismo.
Oración a San Onésimo
Bendito Jesús, la Carta a Filemón, en el Nuevo Testamento, dice que Onésimo, el esclavo de Filemón, había escapado como ladrón, se encontró con San Pablo y recibió el perdón. Te entrego mi propio deseo de escapar. Cuando mi reputación ha sido dañada por las personas que me malinterpretan, que tiene prejuicios en mi contra y que he dañado por mis pecados, ayúdame a dejar de escapar de ellos y muéstrame cómo correr hacia Ti en lugar de buscar justicia. Así como San Pablo se convirtió en abogado de San Onésimo, haz que alguien que ayude a los demás a verme como realmente soy y abre sus corazones para mí. San Onésimo, ruega por mí, Amén.
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