La población NARP, el reto para la educación superior en Colombia en el 2023
La población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera (NARP) a lo largo de la historia ha tenido una condición de inequidad en el acceso a la educación superior tanto a nivel de pregrado como posgrado en Colombia.
6 de mar de 2023, 05:06 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 07:37 a. m.
El inicio del año académico en las instituciones de educación superior (IES) ha resaltado puntos críticos en la educación para la población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera (NARP) en Colombia. Aunque hay cada vez más espacios para mejorar la participación de la población afrodescendiente en las comunidades universitarias, estos todavía no son suficientes para igualar la situación de la población colombiana en general.
Lo anterior hace parte de los resultados del estudio: ‘Características institucionales, de internacionalización e inclusión social en las HBCUS y las Instituciones de Educación Superior colombianas al servicio de las comunidades afrodescendientes’, realizado por el grupo de investigación Cidse de la Universidad del Valle, en el marco del desarrollo del proyecto de investigación: ‘Sensibilizando, construyendo puentes y fortaleciendo identidades más allá de las fronteras a través de la Internacionalización de las Instituciones de Educación Superior’, realizado en 2022, con la financiación de la Embajada de Estados Unidos, liderado por la Asociación de Universidades Colombia Challenge Your Knowledge (CCYK).
El objetivo de este estudio es abrir espacios a la conversación sobre la necesidad de vincular y retener a la población NARP en la educación superior, a través de reconocimiento de las experiencias de intercambio con las universidades HBCU´s en Norteamérica con sus pares colombianas.
“Según la Cepal, solo el 10.5% de los jóvenes NARP, de 25 a 29 años, han concluido sus estudios de educación superior en comparación al 18.5% de los colombianos no NARP. Este indicador da muestra de la desigualdad e inequidad a la que está expuesta la población afrodescendiente del país en el acceso y permanencia en la educación superior”, indicó María Paulina Vásquez, gerente del proyecto en CCYK.
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El contexto colombiano
Las principales dificultades encontradas en el marco del estudio radican en el acceso de los jóvenes estudiantes a cursar carreras de educación superior. Mientras el 18.8% de los colombianos entra a un programa universitario, según el censo nacional de 2018 del Dane, solo el 14.8 % de la población NARP logra acceder. Esta brecha se replica en programas de posgrado, con un 1.8 % para afrodescendientes respecto al 2.8 % de la población en general.
Algunas universidades del país han implementado proyectos de acción que permiten entregar cupos prioritarios a jóvenes que se identifican como NARP, esto con el objetivo de abrir más espacios de vinculación.
El proceso que ha sido iniciado por universidades públicas como la Nacional, la de Antioquia, del Valle y de Cartagena, a principios del siglo XXI, se ha ido extendiendo a las instituciones de educación superior privadas. Asimismo, el 25 % de las universidades privadas consultadas en una investigación realizada por CCYK, indicaron que cuentan con estos cupos para facilitar el acceso de jóvenes prometedores a sus programas académicos. En el caso de las universidades públicas representan el 90.9% de los cupos preferenciales otorgados a población NARP, entre las 23 universidades que participaron en el estudio.
En cuanto a la perspectiva de la protección a la identidad cultural y derechos de las comunidades NARP y, a pesar de la creación de la cátedra de Estudios Afrocolombianos a través de la Ley 70 de 1993, se evidencia que son pocas las universidades en Colombia que han implementado esta cátedra en su oferta académica.
Entre las instituciones de educación superior que participaron del estudio realizado por CCYK, solo cuatro han implementado esta cátedra. En sentido, se destacan las experiencias de universidades públicas como las del Cauca y del Valle. Otras de carácter privadas, como la Universidad Autónoma de Occidente, han incluido en sus programas académicos una serie de asignaturas electivas que ofrecen un enfoque étnico-racial de manera transversal como el curso ‘Historia del Pacifico colombiano’, que tiene como objetivo analizar y comprender los retos y problemáticas históricas, culturales, ambientales y las visiones de desarrollo socioeconómico de las culturas del pacifico colombiano a partir de su devenir histórico, de sus dinámicas culturales y su configuración geográfica como región biodiversa.
Otras iniciativas pedagógicas, impulsadas por las instituciones de educación superior colombianas, para erradicar el racismo y la desigualdad social y en la búsqueda de generar espacios de inclusión se pueden evidenciar en el caso de la Universidad de San Buenaventura a través de su propuesta de una ‘Universidad con inclusión’, lo cual es una invitación a la comunidad universitaria para el reconocimiento y respeto de la diversidad cultural y de colores de piel.
En esta misma línea, la Universidad Externado de Colombia desarrolla la campaña ‘Universidad somos todos’, que exalta la diferencia y enfatiza en la importancia del valor que tiene cada persona en la Universidad según la Encuesta Cidse del 2022.
“Estas acciones pedagógicas y otras iniciativas que se pueden considerar antirracistas (o contra el racismo) son desarrolladas por el 26 % del total de las IES que respondieron la encuesta”, agrega María Paulina Vásquez, gerente del Proyecto en CCYK.
El caso de las HBCU´s
Una forma de ver los retos educativos es a través de la experiencia de las escuelas y universidades históricamente negras (HBCU´s, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. Las instituciones que nacieron después de la Guerra de Secesión para dar educación a los esclavos recién liberados se convirtieron en elementos de cambio para la ideología racial dominante. Estos espacios han permitido a la población afroamericana fortalecer sus múltiples identidades y aumentar su participación en distintos campos del saber, aun cuando la proporción de sus estudiantes negros ha caído en los últimos años, con respecto al resto del sistema de educación superior norteamericano.
Otro elemento para destacar de estas instituciones es que, a pesar de que en muchos casos no incluyen programas de estudios afro culturales, dentro de su oferta académica, son espacios académicos en los que los estudiantes están cómodos con su identidad racial. También, cabe resaltar que sus programas están diseñados para que los graduandos vuelvan a sus comunidades y las transformen con el conocimiento que adquirieron durante su estancia en la universidad, no para que escapen de ellas.
El reconocimiento de estas experiencias, para CCYK en el desarrollo del proyecto suman al fortalecimiento de las relaciones de cooperación académica entre Estados Unidos y Colombia que permitan afrontar los desafíos que enfrenta la población NARP en el contexto de la educación superior. Retos como: el acceso y retención de los jóvenes NARP en el sistema educación terciaria; la participación de estudiantes y docentes afrocolombianos en procesos de internacionalización con sus pares en Estados Unidos; y la creación y consolidación de espacios académicos en los que se construyan procesos identitarios que permitan reconocer la resignificación del lugar que ha tenido el pueblo negro en la estructura social, tanto en Estados Unidos como en Colombia.