Tres nuevas opciones para el Concejo de Cali; conózcalas

Daniella Plaza, avalada con el número 21 por el partido Colombia Renaciente, se define como una ciudadana “comprometida con el bienestar de Cali y sus habitantes”.

Con más de cinco años contribuyendo a la construcción de un colectivo ciudadano llamado Jóvenes por Cali, esta abogada especialista en derecho público le apuesta a la salud mental de los caleños.

Asegura que quiere llegar a esa corporación para “apalancar todas las iniciativas que tenemos de articulación de nuestras secretarías de Cultura, Educación, Deporte y Salud, con el fin de que cada vez haya más cobertura y conciencia sobre la salud mental”.

Además, propone que desde la educación se puede promover que “nuestros jóvenes y niños tengan una cobertura integral y suficiente, con profesionales en la salud mental, con el fin de prevenir tragedias y detectar alertas tempranas”.

De llegar al Cabildo, Plaza señala que será una vocera de la comunidad y que luchará por justificar que “no hay salud sin salud mental” y que “nuestro sistema no puede seguir desconociendo que para lograr vivir en una sociedad de bienestar debemos prestar mayor atención a este flagelo”.

“La salud mental es un tema de todos y no de locos”, dice la aspirante, por ello quiere trabajar en el deporte, las artes y la cultura, que “son espacios que aseguran nuestro bienestar y nos permiten desestresarnos, calmar la ansiedad y vivir más armónicamente entre todos”.

A su vez, Mauricio Pérez, también aspirante al Cabildo, es mercadólogo y negociador internacional de la Universidad Autónoma de Occidente, con una especialización en Administración.

Tiene el número 15 en el tarjetón por el Partido Independientes y asegura que quiere ocupar uno de los escaños del Concejo “para fortalecer los procesos sociales, deportivos y culturales desde lo público, así como lo ha venido haciendo en un trabajo directo con las comunidades”.

Para él, la ciberseguridad debe ser la ruta que Cali debe tomar para alejar los problemas de orden público que aquejan a la ciudad.

Lleva 15 años trabajando en el sector público y privado, en los que, de forma paralela, ha conformado una fundación llamada ‘La Barriada’, con la que ha impactado en la formación de clubes deportivos en más de 40 barrios de la ciudad y marcado la ruta de deportistas que hoy son profesionales, alejándolos de los problemas en sus entornos.

“La intervención, la prevención y promoción son las rutas de una candidatura que buscará renovar el Concejo de Cali, sin jefes políticos, sin maquinarias ni estructuras sociopolíticas, lo que le permite llegar a trabajar por la ciudadanía”, señala el candidato.

Y menciona que quiere renovar la política local y velar porque los recursos de la Alcaldía se inviertan en la dignidad de los caleños.

Asimismo, Felipe Sardi, otro candidato al cabildo caleño, es Administrador de Empresas de la Universidad Icesi, con una especialización en Gestión de Proyectos Públicos y Privados de la Universidad Libre y otra en Derecho Constitucional. También, tiene una maestría en Derecho Administrativo.

Sardi, es avalado por el Partido de la U, tiene el número 11 en el tarjetón electoral, y dice que quiere llegar a ocupar uno de los 21 escaños del Concejo de Cali “para dar la pelea por lo social, que es lo realmente importante. Ser un vigilante del presupuesto participativo en los territorios, por la familia, por los ‘pelados’ y la niñez, que son los más desatendidos. No quiero más de lo mismo”.

El aspirante ha sido funcionario de Metrocali, Emcali y la Contraloría de Cali y cuenta que lleva más de 15 años recorriendo las 22 comunas y corregimientos de Cali, tiempo en el que ha conocido las necesidades de la comunidad.

“Me duele lo que pasa con la gente, con los niños y con las necesidades desatendidas por el Estado, no en términos abstractos ni materiales, sino en términos de humanidad, de amor, de familia, y de empatía social”, señala Felipe Sardi.

Y asegura que votar por él “es apostarle a lograr proyectos y programas que beneficien a la familias en los territorios, es valorar a los ciudadanos como seres humanos que sienten y están vivos”.