EN COLOMBIA SE HACEN CÓMICS.
Decían nuestros abuelos que, el mejor plan de todos era ir a las zapaterías -eso alrededor de los 50s- a no precisamente arreglarse los zapatos sino a intercambiar los monos, los monachos, las caricaturas, las historietas o los CÓMICS, como se les conoce en la actualidad. Colombia carece de una tradición continuada, sin embargo, su cultura intermitente ha dado vida a grandes personajes e historias.
Se dice que el primer comic en Colombia, nace en 1924 con el nombre de: “MOJICÓN”, una adaptación del reconocido cómic americano “Smitty”, su autor Eduardo Samper, lo hace finalmente público en el periódico Mundo al día en 1.930. Posterior a esta primera aparición, Samper se dedicaría a desarrollar nuevos títulos como: Misiá Escopeta y don Amacise, renombradas historietas que darían paso rápidamente a las revistas infantiles: Chanchito (1.933), Merlín (1.940), Pombo (1.948) entre otros.
Al final de los 60s, aparecen a la escena de la caricatura y la historieta una serie de nuevos artistas como Ernesto Franco, reconocido por su obra: “COPETÍN” publicada en 1.962 y quien logró mantener su participación en el periódico El Tiempo hasta 1.994. Por medio de esta historieta, Franco narra la vida cotidiana de los habitantes de la calle de Bogotá a través de los ojos de un gamín (Copetín). Esta tira cómica tuvo una fuerte aceptación entre los lectores marcando en la memoria colectiva del país al punto de convertirlo en símbolo de la historieta Nacional.
El tiempo avanzaba y las tiras cómicas colombianas traerían nuevas historias y personajes, uno de ellos, el gran líder CALARCA, de Carlos Garzón publicado en 1.969, contaría las aventuras coloniales de este cacique indígena, narraciones descritas por Fray Pedro Simón. Para esta década también se exhiben personajes como: La Gaitana (1ra heroína colombiana), el teniente colombiano entre otros.
Los ochentas y noventas, serían los periodos donde el cómic nacional tendría tintes underground gracias a publicaciones como: CLICK! O MALA COMPAÑÍA, ambas revistas tendrían un tono de protesta urbana y ciencia ficción, completamente divergente, al tono nacionalista histórico con que se venían escribiendo las actuales historias. Gracias a esto, se impulsaron nuevos y creativos autores colombianos que los periódicos de gran circulación nacional vieron como gran oportunidad.
EL TIEMPO y EL ESPECTADOR, los dos diarios más importantes del país, junto con un par de periódicos regionales, inician la difusión de las historietas independientes: Calarcá, El Teniente Colombiano, Balita entre otras. Gracias a su éxito bajo un formato dominical, rápidamente abre el camino a nuevos contenidos entre ellos: LOS MONOS, reconocida revista que se convertiría en la cuna de muchos talentos artísticos de las letras y el dibujo.
Se dice que el primer comic en Colombia, nace en 1924 con el nombre de: “MOJICÓN”, una adaptación del reconocido cómic americano “Smitty”, su autor Eduardo Samper, lo hace finalmente público en el periódico Mundo al día en 1.930. Posterior a esta primera aparición, Samper se dedicaría a desarrollar nuevos títulos como: Misiá Escopeta y don Amacise, renombradas historietas que darían paso rápidamente a las revistas infantiles: Chanchito (1.933), Merlín (1.940), Pombo (1.948) entre otros.
Al final de los 60s, aparecen a la escena de la caricatura y la historieta una serie de nuevos artistas como Ernesto Franco, reconocido por su obra: “COPETÍN” publicada en 1.962 y quien logró mantener su participación en el periódico El Tiempo hasta 1.994. Por medio de esta historieta, Franco narra la vida cotidiana de los habitantes de la calle de Bogotá a través de los ojos de un gamín (Copetín). Esta tira cómica tuvo una fuerte aceptación entre los lectores marcando en la memoria colectiva del país al punto de convertirlo en símbolo de la historieta Nacional.
El tiempo avanzaba y las tiras cómicas colombianas traerían nuevas historias y personajes, uno de ellos, el gran líder CALARCA, de Carlos Garzón publicado en 1.969, contaría las aventuras coloniales de este cacique indígena, narraciones descritas por Fray Pedro Simón. Para esta década también se exhiben personajes como: La Gaitana (1ra heroína colombiana), el teniente colombiano entre otros.
Los ochentas y noventas, serían los periodos donde el cómic nacional tendría tintes underground gracias a publicaciones como: CLICK! O MALA COMPAÑÍA, ambas revistas tendrían un tono de protesta urbana y ciencia ficción, completamente divergente, al tono nacionalista histórico con que se venían escribiendo las actuales historias. Gracias a esto, se impulsaron nuevos y creativos autores colombianos que los periódicos de gran circulación nacional vieron como gran oportunidad.
EL TIEMPO y EL ESPECTADOR, los dos diarios más importantes del país, junto con un par de periódicos regionales, inician la difusión de las historietas independientes: Calarcá, El Teniente Colombiano, Balita entre otras. Gracias a su éxito bajo un formato dominical, rápidamente abre el camino a nuevos contenidos entre ellos: LOS MONOS, reconocida revista que se convertiría en la cuna de muchos talentos artísticos de las letras y el dibujo.
A inicios del nuevo milenio, el comic en Colombia empieza a tener una onda “comunitaria” de ayuda a la sociedad con historietas como: SEGURIDAD CIUDADANA, o la protección de los derechos de los animales como con: PEPITO Y TILÍN NO ESTAMOS SOLOS entre otros. Estos proyectos eran cofinanciados por diferentes entidades gubernamentales y alcaldías, encontrando en este tipo de producto editorial, una herramienta de comunicación masiva directa con la comunidad. El impacto cultural de las historietas fue tan fuerte, que permitió a la Universidad Nacional de Colombia, desarrollar el primer MUSERO VIRTUAL DE LA HISTORIETA COLOMBIANA, un espacio digital que albergaría toda la historia del cómic en territorio colombiano.
Entrada la época de oro de los comics, 1.943 a 1.962 se convertiría en el gran boom de historias de muchos géneros alrededor de varios países pero a su vez, en EE.UU se tendrían repercusiones legales por posibles incidencias de las historietas en los comportamientos al interior de la sociedad juvenil y adolescentes, generando rechazos de muchos movimientos, llevando a la prohibición de exportación del comic hacia Europa y la creación del primer organismo de control en los contenidos y formato de censura: Comics Code Authority instituido por The Comics Magazine Association of America, la asociación de empresas creadoras de historietas. No solamente el control y restricción de esta asociación generaría un grave impacto, sino también, el afianzamiento de la Televisión como nuevo sistema de entretenimiento de fácil consumo y sobre todo gratuito, terminaría por robarle gran parte de su público objetivo.