Historias de poder y crecimiento en Harinera del Valle
En Harinera del Valle son muchos los ejemplos de colaboradores que han hecho una carrera corporativa con significativo crecimiento gracias a su compromiso y desempeño. Perfiles de algunas de esas personas que han sobresalido por sus méritos en esta reconocida compañía.
De jardinero a jefe de planta
Llegó a la empresa un 10 de octubre de 1992 para trabajar como jardinero y en oficios varios. En ese entonces era en Pastas La Muñeca, una reconocida firma que luego adquirió Harinera del Valle.
Al principio sus funciones estuvieron alrededor de jornadas de limpieza de patios, bodegas, oficinas y zonas verdes, las cuales realizaba con total empeño propio de su espíritu laborioso y comprometido, colmado de intenciones de crecimiento.
Desde que estaba en el colegio en El Patía, Cauca, tierra donde estudió y pasó su niñez, Isaías Ibarra Vargas siempre soñó con pertenecer a una gran empresa, aunque también quiso ser futbolista. Este oriundo de Pradera, Valle, empezó a ver sus sueños volverse una realidad cuando fue asignado en oficios varios para la planta de pastas en Cali, y esa fue la oportunidad precisa que él estaba buscando para aprender de manera empírica cómo se fabricaban las pastas alimenticias (espaguetis, macarrones y otras) que deleitan a diario los paladares de miles de personas.
“Conocí todo sobre lo que se denominan amasados y los procesos de secado. Luego fui asistente del maquinista y me tocaba revisar muestras del producto y otras actividades”, relata Isaías.
Recuerda siempre el apoyo que le dio su mamá para enfrentar los nuevos retos al igual que el de los ingenieros José Fernando Chacón —hoy Gerente de Producción— y Jaime Arias, ya pensionado, quienes le ayudaron a enriquecer esos conocimientos y por todos ellos guarda una inmensa gratitud.
Debido a su entrega, compromiso y ante todo por sus ganas de aprender cada día más, la empresa promovió su formación y le ayudó a realizar su carrera de ingeniería de alimentos en la UNAD de donde obtuvo su grado. “Estudié con todas las ganas del mundo, con el apoyo de Dios y de mi familia”, dice.
Cuando estaba en la mitad de sus estudios profesionales, Isaías recibió en el 2012 una de las mejores noticias de su vida: fue nombrado Jefe de Gestión Planta Pastas de Harinera del Valle en Cali. Confiesa que al principio se asustó, pero luego “fue una gran sorpresa, pues ese día todos los jefes estaban reunidos para informarme de mi nombramiento como líder, no pensé que eso sería algo tan rápido, ya que apenas estaba estudiando mi carrera y era una gran responsabilidad”, señala.
Considera que eso fue una ventana de oportunidades que le abrió Harinera del Valle —y ante todo un reconocimiento— por sus 27 años de labores en la compañía. Hoy, Isaías dedica su tiempo libre a su esposa y a sus tres hijos, lo mismo que a escuchar música salsa de la que afirma “la bailo bien”. Su próximo proyecto es el de especializarse en inocuidad alimentaria.
Y aunque de niño le sonó la idea del fútbol dice que “no soy hincha de ningún equipo. Solo me gusta ver un buen partido”, y recalca que siempre tiene la camiseta puesta por su empresa.
Por ser un gran ejemplo a lo largo de su vida laboral muchos ya quieren seguir su senda de crecimiento. E Isaías va más allá: llegar a una gerencia sería algo magnífico”.
Un ingeniero con toda la cancha
Lleva 31 años en Harinera del Valle y al igual que muchos colaboradores su inicio fue modesto en la compañía, frente a la cual heredó el gusto y amor gracias a su padre quien laboró como asistente de la familia Paz Bautista, fundadores de HV.
Hoy, José Fernando Chacón Valencia es el Gerente de Producción y Proyectos de Harinera del Valle. Llegó a la empresa el 1 de julio de 1988 como aprendiz de molinería y estudiante en práctica de ingeniería industrial de la Universidad Javeriana de Cali.
“Mi primera dotación fue un dulce abrigo, un cepillo y una escoba”, y por ello recuerda que “ese choque fue muy duro porque venía del mundo cómodo de la universidad”. Su trabajo inicial fue el de apoyar el mantenimiento de las máquinas.
Meses después se convirtió en ayudante del también ingeniero Carlos Alberto Patiño, quien fue su maestro en el área de molienda. Desde entonces se ha destacado por su dinámica sobre el terreno en los importantes procesos productivos de la compañía.
“Nunca me gustó ser un ingeniero de escritorio”, dice José Fernando, “me apasiona el trabajo de producción por lo que a lo largo de mi carrera en Harinera del Valle he tenido la oportunidad de desempeñarme como parte de los equipos de montaje y operación de los mismos en Palmira, Dagua, Villa Rica, Bogotá y Cali”.
En 1994 le correspondió recibir a Pastas La Muñeca, tras ser adquirida por Harinera del Valle en el desarrollo de su plan de expansión. Señala que desde ese entonces han surgido oportunidades para muchos de los colaboradores de la compañía.
“Harinera del Valle ha sido como una universidad para todos, pues hemos podido capacitarnos en el mundo y el negocio de las pastas alimenticias y la molinería a través de cursos y especializaciones no solo en Colombia, sino en el exterior”, señala. Y dentro de ese rol formativo han jugado una parte fundamental los intercambios con Canadá, Suiza, Italia y Estados Unidos donde se cuenta con las mejores técnicas y cultivos de trigo, al igual que de fabricación de pastas alimenticias.
José Fernando atesora todo lo que es aprendizaje y actualización “estoy inscrito en cuanto curso o seminario hay por internet o en el mercado”, afirma en forma jocosa. De allí que, además de compartir sus fines de semana en compañía de su esposa y su hija, le apasiona la lectura tanto de libros de historia como de su profesión de ingeniero.
Actualmente tiene junto a las personas de sus equipos de trabajo en las plantas de HV, la responsabilidad de producir miles de toneladas de las diferentes marcas de Harinera del Valle que se distribuyen por todo el país para alimentar a las familias colombianas.
Sin embargo, lamenta que pese a todo ese esfuerzo productivo, aún el consumo de pastas no supere los tres kilogramos al año por persona en Colombia, mientras en otros países, especialmente en Europa, es el triple.
A ello, José Fernando responde que una buena pasta no debe ser un acompañamiento, sino un plato fuerte en la mesa de los colombianos. “La pasta es un alimento completo y le aporta a la nutrición de toda la familia, es elaborada con trigo de alto porcentaje proteico, es 100% natural, libre de colorantes y conservantes y va bien con todos los ingredientes para hacer preparaciones deliciosas”. Lo dice un especialista con más de media vida en este negocio.
Una jefe de peso pesado
Quien la ve por primera vez no se imagina que Ximena Andrade Ruiz tenga un trabajo de mucho peso y sobre todo en un mundo que ha sido habitualmente de hombres. Ella es la Directora de Transporte de Harinera del Valle.
Ximena y su equipo de transporte a diario manejan las operaciones de decenas de tractomulas y camiones que se movilizan por Colombia llevando los productos de la empresa para ser distribuidos, entre otros, en almacenes, tiendas y grandes superficies.
Al igual que muchos de sus compañeros llegó a la empresa como estudiante. Hizo sus prácticas de ingeniería industrial de la Universidad Javeriana en el año 2004 y la empresa la contrató luego por su buen desempeño y carisma. Inicialmente fue para el área de Logística pero ella dice con orgullo que ha enfrentado muchos retos, por lo que es toda una ‘todoterreno’.
Por eso Ximena también ha trasegado por diferentes áreas de la compañía como la comercial y financiera, y hasta le tocó ‘tirar calle’ cuando hizo parte de la implementación del canal de Tiendas y Panaderías de HV para atender ese canal comercial que es clave en el mercado de consumo masivo en el país.
“Siempre he estado dispuesta al cambio. Mi deseo es el de aprender y aportar a la compañía”, dice con desparpajo. “Donde me han necesitado allí he estado para colaborar en un ciento por ciento”. Por eso asumió durante un reemplazo de vacaciones el desafío de convertirse en la timonel del transporte de Harinera del Valle hace cuatro años, dando continuidad a una tradición femenina en ese cargo.
Ximena, casada desde muy joven y madre de dos niñas de 11 y 3 años, está al frente de 120 personas que forman parte de la fuerza de conductores, despachadores y otros colaboradores que conforman su equipo de trabajo.
“Los trato con mucha cercanía, ellos son mis muchachos. Comparto mucho tiempo con ellos por lo que he podido desempeñarme sin problemas en mi cargo”, señala.
Aunque a veces no está mucho tiempo con su familia, ella trata de vincular —sobre todo a sus hijas— a la tarea que desempeña en la compañía. Por ejemplo, cuando va a un supermercado, Ximena les enseña a sus niñas que muchos de esos productos exhibidos en las góndolas llegaron allí porque sus conductores los transportaron hasta ese sitio.
“De esta manera quiero que ellas aprendan de una u otra forma a querer más lo que hago, y sobre todo a Harinera del Valle, la empresa que ha permitido realizar nuestros sueños”.
El próximo paso de Ximena es estudiar una maestría para complementar su formación profesional. Considera que “Harinera ha sido una verdadera universidad para todos sus colaboradores”, pues les ha permitido capacitarse para lograr mayores conocimientos y escalar dentro del organigrama de la compañía.
Como líder de transporte, sostiene que ella es producto precisamente del reconocimiento a su dedicación a la empresa, ya que “antes que salir a buscar profesionales afuera, HV ha promovido a sus colaboradores para diferentes cargos”.
Una compañía que cree en el talento de la región
Harinera del Valle (HV) está comprometida con el desarrollo sostenible de la región y el país, a través del relacionamiento y generación de valor a sus grupos de interés. De ahí, que considera que el logro de la sostenibilidad a largo plazo inicia desde el reconocimiento estratégico y ético que tiene la empresa con sus colaboradores y con una cultura de respeto y trabajo en equipo que le permita ser un buen lugar para trabajar, brindando en primera medida garantías de estabilidad laboral a sus equipos de trabajo.
Lo anterior se ve reflejado en que el 57% de los colaboradores de esta compañía está vinculado a la misma desde hace más de 6 años y el 33% de tlos más de 1.500 colaboradores que tiene HV ya completan entre 10 y 30 años de labores. Lo anterior, sin contar que la inversión en educación, vivienda, salud y bienestar para ellos y sus familias superó los $4.800 millones en el año 2018.
Recordemos que con más de 65 años en el mercado, HV es una de las empresas vallecaucanas de alimentos más importantes del país. Su portafolio cuenta con 24 marcas en las categorías de consumo masivo e industrial como Pastas La Muñeca, Harina de Trigo Haz de Oros, Doñarepa, Conzazoni, Canola Life y Brownies Mama-ía, entre otras, que cuentan con un alto nivel de recordación entre los consumidores por su calidad y tradición.
De las 5 plantas de producción y 11 distritos comerciales a nivel nacional de HV, en el Valle del Cauca y norte del Cauca, se encuentran ubicadas 4 de esas plantas productivas en los municipios de Cali, Palmira, Dagua y Villa Rica, lo que ha ayudado al crecimiento y generación de empleo en la región, teniendo en cuenta que de sus colaboradores más del 80% son oriundos de las zonas en donde están ubicadas sus sedes.
El compromiso de esta compañía con la creación de empleo de calidad se ve también demostrado en que el 86% de sus colaboradores son contratados directamente por HV y en que prioriza sus programas de desarrollo, formación y fortalecimiento de habilidades y competencias para ellos; entendiendo que el capital humano es el catalizador de todos los procesos orientados al logro de la estrategia de la compañía.
De ahí, que fomenta mejores niveles educativos tanto para colaboradores como para sus hijos, entregando apoyos para adelantar estudios en todos los niveles de formación e igualmente para la compra de útiles y apoyar los derechos de grado. En los últimos tres años HV ha invertido en la educación de los colaboradores y sus familias más de $3.000 millones.
HV cree e invierte en la región para construir un país de mayores oportunidades, más equitativo y sostenible, por eso alimenta los mejores momentos de las familias colombianas promoviendo estilos de vida saludable que generen experiencias únicas en sus consumidores y desarrollo y bienestar para sus colaboradores.
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