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Expertos aseguran que comer lento prolonga la vida

Comer con consciencia es el llamado de los expertos en nutrición. Conozca las ventajas de saborear los alimentos con placer, masticar bien y tomarse el tiempo necesario para disfrutar cada comida. Quienes así lo hacen tienen menos riesgo de ir tras comida chatarra a lo largo del día.

5 de julio de 2012 Por: The New York Times

Comer con consciencia es el llamado de los expertos en nutrición. Conozca las ventajas de saborear los alimentos con placer, masticar bien y tomarse el tiempo necesario para disfrutar cada comida. Quienes así lo hacen tienen menos riesgo de ir tras comida chatarra a lo largo del día.

Coloque un tenedor lleno de comida en su boca. No importa qué comida sea, pero es algo que le encanta; digamos que es ese primer bocado de tres ravioles fragantes, calientes y perfectamente cocinados.Ahora viene la parte difícil. Baje el tenedor. Esto pudiera ser mucho más desafiante de lo que imagina, porque ese primer bocado fue muy bueno y otro le incita de inmediato. Usted tiene hambre.Sin embargo, el experimento de hoy al comer involucra volverse consciente de ese impulso reflejo de arrasar con la comida como un Monstruo Comegalletas en un festín de polvorones. Resístalo. Deje el tenedor en la mesa. Mastique lentamente. Deje de hablar. Sintonícese con la textura de la pasta, el sabor del queso, el color brillante de la salsa en el tazón, el aroma del vapor que se eleva.Continúe así durante toda la comida, y experimentará los placeres reveladores y las frustraciones de una práctica conocida como ingesta consciente.El concepto tiene raíces en las doctrinas budistas. Así como hay formas de meditación que involucran sentarse, respirar, estar de pie y caminar, muchos maestros budistas alientan a sus estudiantes a meditar con la comida, expandiendo la conciencia poniendo estrecha atención a la sensación y el propósito de cada bocado. En un ejercicio común, un estudiante recibe tres pasas, o una mandarina, para que pase de 10 a 20 minutos mirándolas, reflexionando, sosteniéndolas y masticándolas pacientemente.Últimamente, sin embargo, esos experimentos de la boca y la mente han empezado a propagarse desde la Escuela de Salud Pública de Harvard hasta el campus de Google en California. A los ojos de algunos expertos, lo que parece el más sencillo de los actos –comer lentamente y disfrutar cada bocado– pudiera ser el remedio para una cultura acelerada en la cual un incesante desfile de dietas nuevas parece no frenar una estampida hacia la obesidad.La ingesta consciente no es una dieta, ni se trata de renunciar a algo. Se trata de experimentar la comida más intensamente; especialmente el placer en ella. Puede comer una hamburguesa con queso conscientemente, si lo desea. O pudiera decidir, a medio camino, que su cuerpo ya recibió lo suficiente. O que realmente necesita alguna ensalada.“Esta es una anti-dieta”, dijo la doctora Jan Chozen Bays, pediatra y maestra de meditación en oregon y autora de ‘Ingesta consciente: una guía para redescubrir una relación sana y alegre con la comida’. “Pienso que el problema fundamental es que cuando comemos lo hacemos inconscientemente”.En los últimos años han aparecido libros, blogs y videos sobre la ingesta híper consciente. Una nutricionista de Harvard, la doctora Lilian Cheung, ha estudiado sus beneficios y está alentando a las corporaciones y los proveedores de atención médica a intentarla.En el Laboratorio de Alimentos y Marcas de la Universidad Cornell, Brian Wansink, el autor de ‘Ingesta inconsciente: por qué comemos más de lo que pensamos’, ha realizado experimentos sobre los factores psicológicos que conducen a nuestras comilonas sin fondo. Una hora de almuerzo consciente se volvió recientemente parte del horario de Google, y figuras como Oprah Winfrey y Kathy Freston se han vuelto promotores de la práctica.Como los festines anuales de fin de año quedaron atrás, vale la pena reflexionar sobre si la ingesta consciente es algo de lo que todos debemos estar, bueno, más conscientes. ¿Una disciplina iniciada por monjes y monjas budistas pudiera ayudar a enseñarnos cómo ponernos sanos, aliviar el estrés y deshacernos de las neurosis que hemos llegado a asociar con la comida?Cheung está convencida de que sí puede. Recientemente se reunió con miembros de su equipo en el Harvard Pilgrim Health Care y les pidió que pasaran tiempo de calidad con una almendra recubierta de chocolate.“El ritmo de vida es más rápido, así que no tenemos la misma conciencia y la misma capacidad de revisar en nuestro interior”, dijo Cheung, quien, con el monje budista vietnamita Thich Nhat Hanh, es co-autora de ‘Sabor: Ingesta consciente, vida consciente’. “Esa es la razón de que la ingesta consciente se esté volviendo más importante. Necesitamos regresar a nosotros mismos y decir: ‘¿Mi cuerpo necesita esto? ¿Por qué estoy comiendo esto? ¿Es simplemente porque estoy muy triste y estresada?’”. El tema incluso ha encontrado su camino hacia los círculos culinarios que tienden a enfocarse más en el exceso grotesco que la restricción monástica. El doctor Michael Finkelstein, un médico holístico que supervisa SunRaven, un centro de vida holística en Bedford, Nueva York, ofreció una charla sobre la jardinería y la ingesta conscientes en la sede de la Fundación James Beard en la Ciudad de Nueva York, amante de los bufetes escandinavos.“La cuestión, en mi mente, no es cuáles alimentos debo comer. La mayoría de la gente tiene una idea general de cuáles son los alimentos sanos, pero no los está comiendo. Lo que está en su mente mientras come: eso es ingesta consciente para mí”.

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