Columnistas
A su propio ritmo
la invitación desde esta esquina para el 2025 es muy sencilla: no importa si camina despacio, rápido o si corre, siempre y cuando lo esté haciendo de manera presente...
Con la llegada del nuevo año, da esa bonita sensación de que se renuevan las ilusiones de la vida. Pasan las fiestas y, en la mayoría de los casos, pensamos que estar otra vez en enero nos da un abanico de posibilidades para soñar con cumplir con nuevas metas y propósitos y esa es una de las cosas más bellas que nos terminan dejando las tradiciones decembrinas.
Es allí donde vienen todo tipo de rituales: las lentejas en el bolsillo para atraer la abundancia, las doce uvas para pedir los deseos del corazón, el salir a correr con una maleta por la cuadra para que nunca nos falten los viajes a lo largo de los nuevos 365 días, entre otros. Todas estas son tradiciones muy válidas y especiales, siempre y cuando estemos conscientes de que no todo en la vida va a ser tal cual como lo planeamos o como lo deseamos.
Actualmente, uno de los factores que más afecta a nuestra salud mental es la presión por ‘conseguir objetivos’ y dejar evidencia de ello en todos lados. Y, en muchas ocasiones, nos presionamos tanto por lograr esas ‘medallas’ que queremos exhibir, que terminamos perdiendo un poco el disfrute por el proceso, que en muchos casos resulta mucho más satisfactorio que el resultado final.
Es ahí donde tenemos que recordar algo muy importante, y es que la vida no necesariamente hay que asumirla al ritmo de las redes sociales o de las expectativas que otras personas tienen sobre nosotros para sentirnos realizados. Porque, así como para alguien puede ser un tremendo logro adquirir casa propia (sí que lo es), para otra persona dejar un hábito que no le hacía bien puede ser un triunfo igual de valioso y meritorio. Lo importante es todo ese esfuerzo interno que hacemos para conseguir cada cosa.
Por eso, la invitación desde esta esquina para el 2025 es muy sencilla: no importa si camina despacio, rápido o si corre, siempre y cuando lo esté haciendo de manera presente, a su propio ritmo, sin dejarse llevar por nada ni por nadie. Viaje, coma saludable, estudie, ahorre, haga ejercicio, emprenda una aventura, aprenda un nuevo arte u otro idioma, busque el trabajo de sus sueños, lo que sea, pero hágalo pensando siempre en su propio bienestar y en sus propios deseos, esforzándose y enfocándose más en las lecciones que le irá dejado el camino mismo.
Estamos en un contexto frenético, en el que todo el ruido externo (presiones, trabajos demandantes y demás) nos apaga, en algunas ocasiones, el sonido más importante: el de nuestro corazón. Un feliz año para todos, espero que puedan cumplir sus mayores propósitos en este nuevo curso y que el amor por seguir caminando en este mundo loco, pero bello, sea la brújula que guie su destino.