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Estado todopoderoso

La búsqueda de la mejor forma de generar prosperidad para todos no es con ‘inaceptables’.

4 de enero de 2025 Por: Alberto Castro Zawadsky
Alberto Castro Zawadsky
Alberto Castro Zawadsky. | Foto: El País.

Clasificar las medidas liberales, estilo Milei, como insensibles ante el sufrimiento humano, se basa en varias falacias:

1. Asumir que se propone suspender las ayudas a los débiles, cuando lo que se cuestiona es la eficiencia del Estado. Los sistemas de libre mercado y seguros han demostrado ser confiables para proveer seguridad social.

2. Asumir que hay magia en llamar derecho a las necesidades. Quienes vayan a recibir su pensión en 30 años y se den cuenta de que no hay nada ahorrado y que el Estado no da más, podrán juntarse con argentinos, venezolanos y cubanos, y contrastar los bellos decretos con la miseria que reciben.

3. Asumir que sin Estado no hay nada, y con él, se resuelve todo. La realidad es un continuo en el que se mejora o empeora, en forma lenta y gradual, según todas las posibles combinaciones de sistemas privados movidos por el mercado con sistemas oficiales costosos e ineficientes.

4. Asumir que la planeación central es la solución, cuando invariablemente ha sido un desastre. Unos genios se reúnen y deciden cuántos enfermos hay, cuánto se gasta para curarlos, cuál es la educación que se requiere y cómo se entrega, cuánto y cómo se debe ahorrar para el futuro. Pero los cálculos siempre se equivocan y, después del jolgorio de unos primeros años en los que se gastan recursos ahorrados, se acaba la fiesta y vienen las penurias.

5. Asumir que por ser implacable, hay terrenos prohibidos para el mercado. No existe mejor control que el pueblo decidiendo libremente lo que hace con sus recursos. La comida, la ropa y el transporte son esenciales y el mercado ha llevado a la baja más espectacular de sus precios de la historia. En cambio, donde interviene el Estado, todo escasea. La doctrina de que solo el Estado es capaz de controlar la ambición y ayudar a los necesitados está en el polo opuesto a la defensa del libre y espontáneo intercambio que abre oportunidades. La una le asigna al Estado la protección de los pobres y los reproduce, la otra dice que hay que acabarlos volviéndose ricos.

La búsqueda de la mejor forma de generar prosperidad para todos no es con ‘inaceptables’. Es analizando resultados reales. No los que imaginamos o deseamos, sino lo que es posible y funciona. Argentina y Venezuela demostraron el incremento de la pobreza con estatismo. Si Milei voltea la torta, habrá ganado ese partido.

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