Columnistas
Desastre anunciado
En el caso de Granada faltó terminar una obra que empezó hace doce años y que quedó inconclusa, colector de la Calle 16 hasta el río Cali.
Lo que pasó el miércoles con el aguacero, que fue traumático para nuestra ciudad, es muestra del impacto que tienen nuestra actividad humana y de un desastre anunciado.
Son varias las causas que tienen que ver con lo sucedido; el crecimiento de la ciudad sin un POT actualizado y la falta de sentido común en la planeación de la ciudad son algunas de ellas. Aquí todos violamos las reglas y no hay ningún tipo de control, ya que los entes a cargo no cumplen con su función y obedecen más a los intereses de los privados que al interés común.
Segundo, los incendios y posteriormente las invasiones que deterioran la capa vegetal de los cerros hacen que el agua de las lluvias corra con más velocidad y arrastre el suelo que se convierte en barro y termina en las calles e inunda viviendas y arrasando con lo que encuentra en el camino.
En el norte se construyó el canal colector Centenario de aguas lluvias de escorrentía para el cerro de las Tres Cruces, que protege los barrios de Juanambú, Granada, Santa Mónica y que después no existe en Chipichape ni en la Campiña. Fue construido con cobros de valorización. A ese canal no se le ha hecho mantenimiento por años y está totalmente colmatado.
En el caso de Granada faltó terminar una obra que empezó hace doce años y que quedó inconclusa, colector de la Calle 16 hasta el río Cali.
Con esto no quiero decir que no estoy de acuerdo, ni busco satanizar la construcción y la infraestructura, pero deben de hacerse con un criterio que tenga en cuenta el balance que la naturaleza requiere para evitar estos grandes desastres. Ese balance del ecosistema es lo último que se tiene en cuenta.
Es lo mismo que pasa con la canalización de los ríos o el secar las ‘madres viejas’, más temprano que tarde las aguas buscan recobrar sus espacios de descanso y es cuando al no poder hacerlo cogen velocidades que terminan inundando y arrasando.
Un desastre anunciado es el de la quebrada Aguaruz que baja del barrio Siloé, que cuando lleve desciende con todo tipo de desperdicios y basura humana, que termina en el colector del río Cañaveralejo, taponando y generando todo tipo de inconvenientes, ojalá que en ese sector no pase lo que pasó en el norte de la ciudad. Claro que ya en inviernos pasados se han crecido varias quebradas de esos cerros causando grandes desastres, esperamos que estas experiencias nos hagan recapacitar para buscar soluciones que respeten el curso natural de la naturaleza.
Posdata. Estoy filmando un documental resaltando la labor de nuestros Héroes Ambientales de Cali, y he tenido la oportunidad de conocer gente maravillosa haciendo grandes labores en la recuperación de este tan necesitado balance del medio ambiente. ¡Gente berraca! La semana pasada estuve en la huerta urbana comunitaria El Yarumal en los altos de Santa Helena entrevistando a dos de nuestros héroes, Jhon Anderson Grijalba y a Luis Gonzaga, nuestro gran ‘Chaplin’, comprometidos con el cambio propuesto después del estallido social. La recuperación de la alimentación sostenible en huertas urbanas en el proyecto llamado, ‘Sembrando Compromiso’ de Sembrando Cali y Compromiso Valle.