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Jorge Restrepo Potes

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Ecce homo

Es un acierto presidencial. No hay hoy un personaje de mejores credenciales para ese cargo que Juan Fernando Cristo, cuyo tránsito por ese mismo despacho en el gobierno de Santos fue exitoso...

18 de julio de 2024 Por: Jorge Restrepo Potes

En noche reciente ‘de duro cierzo invernal’ en el frío aposento palatino, el presidente Petro tuvo un sueño celestial: iba por un sendero tapizado de polvo de estrellas del espacio cósmico, cuando creyó ver a lo lejos la figura de Cristo, nimbada por una orla de luz, que le hizo exclamar: ¡Cristo viene, sálvame!

Laura Sarabia, que marchaba a su lado, lo sacó de esa confusión cervantina y le hizo entender que la luminosa imagen no era la del Redentor. Le pasó las gafas Cartier, y Petro, entrecerrando los párpados para combatir el astigmatismo, pudo apreciar más claramente que lo que él tenía por el Nazareno no era otro que Juan Fernando Cristo.

Vuelto a la realidad, el presidente abrazó al exministro de Santos, y dijo: Ecce Homo. Este es el hombre, y de inmediato le ordenó a su fiel escudera que redactara el decreto incorporándolo al gabinete.

Es un acierto presidencial. No hay hoy un personaje de mejores credenciales para ese cargo que Juan Fernando Cristo, cuyo tránsito por ese mismo despacho en el gobierno de Santos fue exitoso, y su aporte al proceso de paz con las Farc, fundamental. Yo, que pertenezco al movimiento liberal En Marcha, creado por Cristo, puedo dar fe de que nadie como él, en estos difíciles momentos, puede dirigir con tanto acierto esa cartera, de la que depende la buena relación del Gobierno con el Congreso.

Pero ahí saltaron los malquerientes de Cristo, tildándolo de caer en contradicción por haber dicho que la reforma constitucional invocada por Petro es inviable, y que ahora dice que puede adelantarse. No hay ninguna contradicción. Lo que dijo Cristo es lo mismo que hemos sostenido muchos: que es necesaria una reforma constitucional surgida de un acuerdo nacional, y con total respeto al procedimiento señalado en la Carta del 91.

La derecha, con su vocero mayor el expresidente Duque, afirma que lo que busca Petro es perpetuarse en el poder, lo que es un imposible, no solo por lo que el presidente ha afirmado, sino porque no tendría los sufragios necesarios -13 millones- para aprobar el cambio del texto constitucional, ni los votos en el Congreso para sacar adelante la ley de convocatoria, que sería examinada por la Corte Constitucional.

Juan Fernando Cristo hará una excelente gestión ministerial. Conocedor a fondo del Acuerdo de Paz -que el uribismo pretendió hacer trizas-, buscará su implementación, pues allí está la base para que Colombia encuentre el camino de la paz.

Sin una reforma constitucional, con todas las de la ley, no habrá reforma de la justicia, ni de la política, ni se aprobará el plan de ordenamiento territorial, porque en el Capitolio hay fuerzas retardatarias que se opondrían a cualquier cambio en esos campos.

Cristo empezó con pie derecho, y como hábil componedor encontrará el medio para concertar el acuerdo nacional para que salgamos de esta agria polarización que imposibilita la convivencia.

Sí, Ecce Homo, como exclamó en su sueño el presidente: Juan Fernando Cristo es el hombre preciso para el cargo preciso.

***

En la lista que tengo de los grandes hombres públicos de Colombia, aparece el nombre de Miguel Urrutia Montoya, quien fue el primer gerente del Banco de la República cuando la Constitución de 1991 hizo del Emisor una entidad autónoma e independiente del gobierno.

Economista de Harvard, este bogotano ejemplar dejó su impronta de hombre culto, pues se convirtió en promotor de diversas manifestaciones artísticas. Ha muerto un gran colombiano.

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