Noble gesto
Es el legado de la familia Sarmiento Gutiérrez. Solidaridad y amor que permanecen, así lo caracterizó Luis Carlos Sarmiento.
Colombia tiene importante tradición filantrópica. En el Siglo XIX existen ejemplos notorios, rescatados en trabajos de distinguidos profesores. Beatriz Castro, doctora de la Universidad de Oxford, nos recuerda apropiadas definiciones como estas: “Disposición o dedicación activa a promover la felicidad y el bienestar de los congéneres, opuesta al egoísmo y al interés propios”; o esta otra: “Una contribución voluntaria de bienes privados para beneficios públicos”.
El poderoso influjo de la Iglesia Católica fue factor determinante. Castro recuerda cómo se denominaba caridad a estos generosos gestos. Los hospitales fueron tema preferido y los hospicios. Llegaron a Colombia comunidades religiosas femeninas, esencia de esas instituciones, Hermanas de la Caridad de la Presentación, Hermanitas de los Pobres, Hermanas del Buen Pastor y Hermanas Salesianas. Lista que tomo de un trabajo suyo. Su tesis doctoral es imprescindible: ‘Charity and Poor Relief in a context of poverty, Colombia, 1870 1930’. Don Pepe Sierra y sus descendientes son ejemplo de generosidad y responsabilidad social.
Es deplorable que el conocimiento general sobre esta tradición filantrópica sea precario. Entiendo que las circunstancias colombianas (violencia, secuestros, extorsión, mucha pobreza) dificultan tal información.
La formidable donación que la familia Sarmiento Gutiérrez ha hecho del ‘Centro de Tratamiento e Investigación sobre Cáncer’ (Ctic) marca significativo hito en la historia de generosidad de empresarios y familias ricas. Pone en evidencia que la familia más rica de Colombia no solamente reeditó esa tradición filantrópica, sino que presentó la filosofía que inspira esta donación, la más grande en nuestra historia, según afirmó el presidente Duque.
Conviene resaltar esa filosofía: la salud que, como demostró la pandemia, nos afectó a todos. El cáncer tampoco hace distinciones y no obstante los progresos de la ciencia, sigue siendo mortal en muchos casos. Queda pendiente la atención del Gobierno en todos sus niveles, con cooperación de las EPS, en el precio de las nuevas y milagrosas drogas que ni siquiera pueden costear familias acomodadas. ¡Ahí está la desventaja brutal para quienes los costos resultan imposibles de cubrir!
El Centro no tiene ánimo de lucro, los recursos que obtenga servirán para financiarlo, lo cual no excluye donaciones nacionales y extranjeras.
Es un esfuerzo que busca ayudar al bienestar de la humanidad y en particular a los progresos científicos. Se está creando un referente.
Busca “acceso integral y oportuno para quienes afrontan el cáncer”. Esta filosofía igualitaria debe subrayarse porque se trata de una enfermedad que no había encontrado entre nosotros tratamiento equitativo. Por eso se habla de una segunda etapa. ¡Vendrán otras!
Importante característica es la prioridad que tendrán en la investigación el cáncer de estómago y el de cuello uterino. Mundialmente, lo afirmó Luis Carlos Sarmiento, tan sólo el 2,7% de la inversión en la investigación se concentra en prioridades de los países en desarrollo.
El diseño arquitectónico, ya premiado, lejos de las formas “cuadradas, duras, lineales, frías de los centros hospitalarios convencionales” y en medio de un “paisaje fundamental para el ánimo, el entusiasmo y los deseos de vivir” (Luis Carlos Sarmiento). Es el legado de la familia Sarmiento Gutiérrez. Solidaridad y amor que permanecen, así lo caracterizó Luis Carlos Sarmiento.
Está bien que se conozca en todos los sectores este gesto filantrópico porque, como el que hemos tenido frente a los venezolanos migrantes, muestra un país mucho más noble que el que predican sus detractores.