Columnistas
Lo que nos pasa
El humor es una forma pacífica de resistencia o castigo, al presentar actitudes o comportamientos imperfectos de personajes, grupos o desposeídos con sus picardías para salir a flote...
Algunos episodios nacionales son de ripley, inesperados o curiosos, por decir lo menos. Dignas de ese adjetivo son la elección de un ruso, Mikhail Krasnov, como alcalde de Tunja; las canciones de reguetón como argumento de un senador en defensa del consumo del cannabis; o la sugerencia del Ministro de Justicia a una periodista de aconsejar a su hija que si decide consumir drogas, lo haga en la casa.
Otros sucesos de envergadura dan para pensar acerca de la mentalidad desde la cual provienen. Uno entre ellos, la opinión del Ministro de Salud, según la cual, las vacunas para el Covid-19 entraron sin permiso y pusieron en juego la vida de los colombianos, a excepción de la Sinovac, “no podemos -agregó- seguir experimentando con la comunidad colombiana, y menos con los indígenas, con los negros, y los más pobres del país, con los campesinos”. Lo traicionó su fiebre populista, una sarta de palabras lejos de la verdad del asunto, de sobra conocida por todos.
El mismo protagonista reclamó a algunos Congresistas por su postura frente al proyecto de reforma a la salud, “a pesar de que - los partidos de ellos - disfrutan de las posiciones en el alto Gobierno”. Reconoció así la cuota burocrática y su función de desvanecer la línea de la independencia del voto congresista en el terreno de la voluntad del poder ejecutivo. También fue equivocada su acusación por el incremento de las UCI durante la pandemia.
Por su responsabilidad, el Ministro requiere una dosis de sensatez y ubicación. Sin ella, lo que sí está en juego es la salud de los ciudadanos, al depender de él soluciones a la crisis del sistema y las reforma al mismo. Por su talante no parece que pueda desempeñarse con objetividad en la revisión de cuentas con las EPS, en evaluaciones técnicas y financieras sobre costos, cálculo de la Unidad de Pago por Capitación y el reconocimiento de servicios no financiados por la UPC. Tarea necesaria para romper el círculo vicioso con el objetivo de que ahora y después, con o sin reforma, pueda atenderse debidamente la salud y las obligaciones con IPS y proveedores.
Tal vez no nos dimos cuenta cómo o a qué hora se propició un clima de desatinos, confrontaciones y carencias en formación, expuestas en tantos otros ministerios y frentes del Gobierno, confundiendo al país y estancándose el desarrollo de actividades con resultados que la opinión y expertos juzgarán. A veces, en términos de Ortega y Gasset, “no sabemos lo que nos pasa, y eso es precisamente lo que nos pasa”. No imaginamos los efectos que ahora se registran, aunque en retrospectiva eran previsibles.
Al menos nuestra realidad política y social ha servido a humoristas para mostrarla desde un lado cómico. En las columnas y obra Circombia de Daniel Samper Ospina está el país que en ebullición hemos tenido que vivir. El humor es una forma pacífica de resistencia o castigo, al presentar actitudes o comportamientos imperfectos de personajes, grupos o desposeídos con sus picardías para salir a flote, como las de los habitantes de un inquilinato que serán desalojados, en la película la Estrategia del caracol que acaba de cumplir 30 años.
En vísperas de Año Nuevo más vale disfrutar las cosas buenas, y como dice la canción que se nos filtra desde algún lugar en los diciembres que nunca volverán, “el tiempo pasa y se nos va la vida, y lo que pasa ya no vuelve más, hay que seguir mirando hacia adelante…”.