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El BID y su Presidente

Claver-Carone ha afirmado en varias entrevistas que su interés es que la entidad se convierta en un instrumento para disminuir la influencia de China en la región

27 de septiembre de 2020 Por: Mario Carvajal Cabal

Hace dos semanas el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) eligió como nuevo presidente a Mauricio Claver-Carone, quien hasta hace poco se desempeñaba como Asesor de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental de la Casa Blanca. Claver-Carone es un abogado de Rollins College con estudios de posgrados en Georgetown y la Catholic University of America, también trabajó para el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y el Banco Mundial.

Su candidatura fue controversial desde que el presidente Trump lo nominó para el cargo. En principio, se afirmó que en el organismo existía una regla no escrita que dictaba que el BID debía ser liderado por un latinoamericano, precedente que se cumplió hasta que Claver-Carone fue elegido.

Adicionalmente, se afirma que el interés del nuevo presidente de la entidad será convertir al BID en un arma adicional de la política exterior estadounidense. En otras palabras, que el Banco Interamericano de Desarrollo se encargue de trabajar con gobiernos afines a la ideología del líder estadounidense, en especial si este es republicano, en vez de trabajar por el bienestar de la región.

De igual forma, se alega que, teniendo en cuenta la cercanía del presidente electo del BID con el presidente Trump, la cooperación entre el gobierno estadounidense y el BID se podrían ver afectadas si Biden llegase a ganar la elección presidencial.

Aunado a esto, Claver-Carone ha afirmado en varias entrevistas que su interés es que la entidad se convierta en un instrumento para disminuir la influencia de China en la región, en otras palabras, de extender la guerra geoeconómica existente entre las economías más grandes del mundo a Latinoamérica.

Por consiguiente, su elección parece ser una nueva confrontación entre estos países por controlar esferas de influencias alrededor del mundo, volviendo a utilizar unas dinámicas de una guerra fría.

Algunos analistas como Niall Ferguson, han afirmado que lo que empezó como una guerra comercial entre Estados Unidos y China en 2018 se convirtió en el año siguiente en una guerra fría, la cual se caracteriza por ser una competencia en el plano económico y tecnológico, no en uno armamentista.

Según los autores Robert D. Blackwill y Jennifer M. Harris, en su libro War by other means, la geoeconomía se caracteriza por el uso de instrumentos económicos para promover y defender los intereses nacionales que producen resultados geopolíticos beneficiosos.

De esta manera, se puede ver que la elección del nuevo presidente del BID responde a una dinámica de una nueva guerra fría, en la cual los intereses de los países latinoamericanos pasarán a un segundo plano y primarán los objetivos geopolíticos del gobierno estadounidense.

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