El cuarto donde sucede
Recientemente, Disney decidió añadir a su plataforma de streaming Disney+ el musical Hamilton, basado en el libro del mismo nombre escrito por Ron Chernow.
Recientemente, Disney decidió añadir a su plataforma de streaming Disney+ el musical Hamilton, basado en el libro del mismo nombre escrito por Ron Chernow que cuenta la vida de Alexander Hamilton, uno de los ‘founding fathers’ (padres fundadores) del país. En el musical, uno de los célebres personajes, Aaron Burr, canta una canción titulada ‘The Room Where It Happened’ (El Cuarto donde sucedió) en la cual argumenta que le gustaría hacer parte de las discusiones políticas en las cuales se define el futuro del naciente país. De esta manera, el argumento de Burr que siempre es mejor participar de la discusión a ser un espectador más, es algo que el presidente estadounidense Donald Trump debería tener en cuenta.
Desde el inicio de la pandemia, el accionar de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dejado mucho que desear. A finales de enero de este año, la OMS, y Trump, agradecieron a China la manera transparente en la que estaba compartiendo información, a pesar que ya existían reportes de que el gigante asiático estaba reprimiendo información sobre la nueva pandemia. De igual forma, es importante que la OMS le permita a Taiwán un puesto en la mesa, pues este país podría compartir con los demás Estados tácticas acertadas para responder ante el nuevo coronavirus. No obstante, es importante resaltar que la OMS depende de la transparencia de los Estados que la conforman, pues esta no es una institución independiente.
En el principio de la pandemia, cuando aún estaba circulando únicamente en Wuhan, el gobierno chino les prohibió la entrada a miembros de la OMS a su país, sabiendo que el 90% de los recursos de la organización provienen de contribuciones voluntarias de los países, y aunque las decisiones o recomendaciones de la Organización no son de carácter obligatorio para sus miembros. De esta manera, para fortalecer a la organización, quienes la componen deben acceder a cederle más capacidad, de obligarse a compartir información con la OMS, y estar dispuestos a ceder soberanía en aras de otorgarle verdaderas herramientas para que pueda enfrentar futuras pandemias.
Ahora, el accionar de Donald Trump frente a la OMS, por no hablar de la pandemia, no ha sido el correcto. El presidente estadounidense, que en abril 24 decidió suspender las contribuciones de este país a la OMS, ignoró las recomendaciones de esta organización, al igual que la de expertos de su gobierno, sobre la pandemia que azota al mundo. Aunque el líder del gigante norteamericano expresó la necesidad de llevar a cabo reformas en el núcleo de la OMS, al salirse de la organización el 7 de julio de este año, este abdica su capacidad de influir en el debate para reformular a la organización. Esto a su vez crea un vacío de poder dentro de la organización, pues si no está Estados Unidos, otras potencias como las europeas, o en su defecto China, asumirán un papel protagónico y podrán modificar y reformular la OMS a su antojo.
Por esta razón siempre es mejor estar en el ‘cuarto’ donde sucede la discusión política, a ser un simple espectador. Trump olvidó la lección de Aaron Burr, de las ventajas de poder ser partícipe del debate para formular o incidir en el futuro del país, o en este caso de fortalecer una organización internacional que puede ayudar a prevenir o contener futuras pandemias, en vez de adoptar un discurso facilista, de buscar culpables ajenos y no reconocer los errores propios.
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