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Soberanía energética

Una de las cosas que la pandemia demostró es que hay ciertas industrias y sectores económicos donde ser soberanos debe ser un interés nacional.

9 de agosto de 2022 Por: Mario Carvajal Cabal

El gobierno entrante ha anunciado ambiciosos proyectos de protección ambiental que, aunque son valiosos y necesarios, deben ser implementados de manera cuidadosa, y con ciertas consideraciones en mente. Una de las cosas que la pandemia demostró es que hay ciertas industrias y sectores económicos donde ser soberanos debe ser un interés nacional. Una de estas, y quizás una de las más importantes, es la producción de energía.

La crisis energética de Europa, principalmente en Alemania, debe servirnos como ejemplo. La intensificación de la interdependencia económica entre Europa y Rusia, derivó en que el primero dependa significativamente del segundo en temas energéticos. Hoy en día, Moscú provee el 40% del gas natural a la UE, en el caso alemán el 42,6%, y 27% del petróleo, 34% en el caso de Berlín. Ante la guerra en Ucrania y las sanciones contra la energía rusa que entrarán en vigor al final del año, hoy el viejo continente ve el invierno venidero como una amenaza significativa. El ministro de Hacienda alemán, Robert Habeck, ha anunciado que el país buscará aumentar la quema de carbón, para contrarrestar la ausencia de gas ruso en el invierno que se avecina.

En el caso colombiano el país es, por ahora, soberano en temas energéticos. Según un reporte de la Agencia de Información Energética (EIA por sus siglas en inglés), el consumo energético de Colombia fue de 1,7 quad, siendo el 31% proveniente del petróleo. Este reporte también menciona que, para las necesidades de electricidad, el país usa principalmente energía hidroeléctrica, la cual es renovable. No obstante, las hidroeléctricas se verán afectadas por el cambio climático, dado las sequías que se podrían dar a lo largo y ancho del país. Sin embargo, la producción petrolera no solo afecta la matriz energética del país, sino también las exportaciones, la inversión extranjera, y los ingresos del PIB.

Según el Observatorio de Complejidad Económica de Harvard, el 28% de las exportaciones del país provienen del petróleo y sus derivados. Por consiguiente, suspender la exploración petrolera podría, no sólo afectar los ingresos del país, sino también la soberanía energética. Y, como lo demuestra el caso alemán y europeo, el país necesita ser soberano en la producción de energía.

Ahora, está claro que Colombia, al igual que el mundo, debe avanzar hacia la producción de energía renovable, pero esta transición debe ser responsable. El gobierno podría copiar el modelo noruego.

Según un reporte de la EIA, el país nórdico que produce el 3% de gas natural y el 2% del petróleo mundial. Oslo utiliza las ganancias petroleras para invertir en bonos internacionales, bienes raíces, acciones en el mercado internacional e infraestructura de energía renovable, principalmente en proyectos de energía solar y eólica en Norteamérica y Europa. Este modelo debe imitarse, dado que logra dos cosas importantes. Primero, garantiza la soberanía energética del país y segundo, incentiva la innovación e inversión en energía renovable.

De esta manera, la hoja de ruta está marcada. En vez de avanzar una política energética que afecte la seguridad nacional del país, el gobierno debe ser pragmático y tener en cuenta el contexto mundial. El gobierno entrante debe considerar que hay ciertos intereses nacionales inalienables. Entre ellos, la soberanía energética.

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