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París, ¿qué te pasó?

Nada que ver con El Festín de los Dioses, pintura del Siglo VII de Jan Hermansz van Bijlert como afirma el director artístico de semejante mamarracho Thomas Jolly. A ese sí que se le’fue la olla’.

30 de julio de 2024 Por: Aura Lucía Mera
Aura Lucía Mera

Un refrán del montón sostiene: ‘El que mucho abarca poco aprieta’. Otro dice ‘se le corrió el shampoo’, y alguno ‘bueno es cilantro, pero no tanto’. En francés lo más corriente sería afirmar: ‘Epater les bourgeois’, en fin… No salió como se esperaba París siempre se ha caracterizado por su buen gusto, armonía, sobriedad y ‘finesse’. Una elegancia infinita, casi austera, sin alardes.

A mi juicio, a título personal, porque no quiero enredarme en discusiones bizantinas e inútiles, el primer error fue sacar la ceremonia del estadio. No ‘sacarla del estadio’, explico:

Sobró la figura ensangrentada de la cabeza de María Antonieta cantando y las llamas saliendo por las ventanas.

Sobraron las barcazas recorriendo el Sena, bajo la lluvia con las delegaciones apretujadas, y de paso me atrevo a decir que la Delegación colombiana parecía disfrazada con la gabardina del inspector Clouseau en la Pantera Rosa y con sombrero volteado, (por lo menos se guarecieron del aguacero).

La cereza del postre fue la representación del Dionisio, el dios del vino, la borrachera y la juerga, en una inauguración de Juegos Olímpicos Mundiales donde los competidores en diferentes deportes se caracterizan por su disciplina, su sobriedad y su dedicación.

Algunos creyeron que era una burla al cristianismo, otros una ofensa a La última cena de Leonardo da Vinci. Cristianos del mundo entero protestaron, (algunos escribieron que “por qué no se habían burlado de Mahoma”).

Esto ya es hilar muy delgadito. Opino que fue una afrenta al buen gusto, una ofensa a la Comunidad LGTB, supuestamente representada en un mensaje de Liberté, Égalité, Fraternité. Qué personajes tan grotescos, a uno se le salía un testículo por el calzoncillo. Qué burdos.

Nada que ver con El Festín de los Dioses, pintura del Siglo VII de Jan Hermansz van Bijlert como afirma el director artístico de semejante mamarracho Thomas Jolly. A ese sí que se le’fue la olla’.

Salvo todo Celine Dion, bella, elegante, valiente, entregándonos todo su potencial, con su interpretación magistral del himno, al amor en homenaje a la inmortal Édith Piaf. Lady Gaga y plumas. Axelle Saint Cire con la Marsellesa. Naya Nakamura, toda en dorado…

Una pena, en un estadio o coliseo, la Inauguración hubiera sido más bella, menos desparramada, más París. La ‘creatividad’ cuando se desborda es más peligrosa que micos sueltos en un costurero.

Una cosa es ser ‘gourmand’ y otra ser, ‘gourmet’, esa pequeña diferencia marca, precisamente, toda la diferencia.

A Philippe Katerine, gordo, barrigón, pintado de azul y medio empelota, y Thomas Jolly, los deberían encerrar unos días en La Salpetriere, a ver si recuperan el sano juicio y el sentido de la estética. Tranquilos, ya no hay choques eléctricos, pueden dedicarse a meditar.

París es de por sí una obra de arte. No necesitaban distorsionarla de esa manera. Hasta Dionisio el dios debe estar ofendido, en fin… A seguir las justas y a olvidarse de la cabeza degollada y cantante, qué pesadilla.

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