Sumando se gobierna mejor

Desde niño aprendí con mi madre, con mis maestros, en la escuela pública y en el duro trajinar de la vida, mucho más cuando se nace en una familia pobre, que para sobrevivir y salir adelante es mejor sumar, que restar o que los ingresos siempre deben ser superiores a los gastos.

En mi opinión y por experiencia propia, considero que esa es la regla de oro de cualquier economía familiar, empresarial, social o estatal. En otras palabras, que los seres humanos no podemos aparentar lo que no tenemos o asumir deudas para luego no cumplirle a las personas que han confiado en nuestra palabra y compromisos. Debemos unir esfuerzos y ser responsables con el cumplimiento de nuestros compromisos.

Como en lo personal me gusta soportar mis argumentos con experiencias propias, recuerdo que cuando fui candidato a la Asamblea Nacional Constituyente, en 1990 por la AD M19, aprendí de Antonio Navarro Wolf que para ganar se tenía que conformar una lista muy pluralista, con antiguos guerrilleros del M19 que habían hecho, en marzo de 1990, el acuerdo de paz con el presidente liberal de Colombia Virgilio Barco, q.e.p.d, y personas de la diversidad política y social que nunca habíamos pertenecido al M19 o a cualquier otro grupo armado ilegal. Esa positiva experiencia, que es lo más parecido al planteamiento de ‘Unidos en la Diferencia’, nos permitió sacar cerca de un millón de votos, elegir 19 constituyentes e incidir positivamente no solo en el contenido de la actual Constitución Nacional, sino también en la construcción de ese gran acuerdo nacional entre personas con pensamientos y militancias políticas muy diversas que, al final de cuentas, por consenso aprobamos la promulgación de la Constitución Nacional el 4 de julio de 1991.

Lo mismo me pasó cuando le acepté al presidente conservador Andrés Pastrana Arango, el 22 de julio del año 2000, nombrarme ministro de Trabajo sin ningún tipo de contraprestación política o cuando fui elegido por voto popular por más de 700 mil personas de la diversidad política y social del Valle del Cauca. Así ocurrió también con la composición pluralista del gobierno departamental en ese entonces y ante todo en la definición de unos nortes éticos, de cero tolerancias con la corrupción, las desigualdades sociales, como también en la coordinación con diferentes instancias del gobierno nacional, siendo en ese entonces presidente de la República Álvaro Uribe Vélez.

De modo que se gana y se gobierna mejor sumando y no dejándose volver prisionero del remolino de los sectarismos y de los odios acumulados de algunas personas, sean de derecha, centro o de izquierda. Lo mismo pasa con el desarrollo de la política democrática del diálogo social y presupuesto participativo en cada uno de los municipios de Colombia, entre ellos los que conforman la región del Pacífico, donde, sin importar el color político de los gobernantes departamentales y municipales, lo fundamental es que prime la política de que todos ponen en favor de la solución de las necesidades de la gente que vive en la zona urbana y rural de esos municipios.

De modo que sumando en la diferencia y con nortes éticos es como mejor se puede contribuir a sostener una familia y gobernar mejor un municipio, un departamento o un país.

Esos son, en mi opinión, algunos de los desafíos que tienen los próximos candidatos y candidatas tanto al Congreso como a la Presidencia de la República en el año 2026.