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¡Viene Trump! ¡Viene Trump!

Biden es el presidente más desprestigiado de la historia reciente de Estados Unidos, más inclusive que Donald Trump. Transmite una imagen de ineptitud, cansancio y desorientación...

4 de marzo de 2024 Por: Guillermo Puyana Ramos
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Guillermo Puyana Ramos | Foto: El País

Con la misma incredulidad del 2015 estamos viendo el advenimiento de una segunda presidencia de Donald Trump, pero más concreta y seria esta vez, pues ya Trump mostró sus habilidades políticas, los Maga demostraron su lealtad y capacidad de movilización y nuevamente el discurso del candidato se monta sobre un asunto que une a todos los norteamericanos: la crisis migratoria, esta vez acentuada.

No es el mismo escenario de junio 2015, cuando se burlaron de Ann Coulter por decir en el programa de Bill Maher que ganaría el empresario sobre candidatos tan viables en ese momento como Jeb Bush, Ted Cruz, Marco Rubio y Chris Christi; la audiencia estalló en una carcajada que en meses quedó silenciada. Esta vez en el partido republicano no hay contendiente viable y la resistencia que le hace Nikki Haley es tan suave que no es seria. En este momento la supera 1 a 10 en los delegados ganados.

Tampoco es el mismo contendiente. En esta oportunidad se trata del continuismo de Joe Biden y no de la finalización del período de Barack Obama. Biden es el presidente más desprestigiado de la historia reciente de Estados Unidos, más inclusive que Donald Trump. Transmite una imagen de ineptitud, cansancio y desorientación que no convoca al electorado demócrata joven, dinámico y activo de algunas regiones de Estados Unidos. Creo que el pánico y el odio a Trump y la profunda división política norteamericana hará que los jóvenes demócratas se unan alrededor de un Biden que no los identifica y hasta desprecian, y que el principal factor de un posible triunfo del actual presidente sea Trump mismo.

Pero la cosa no pinta bien. El índice RealClearPolitics hace poco empezó a divulgar una medición muy interesante junto con el de aprobación y desaprobación: dice en qué nivel estaban en su momento Trump, Obama y Bush el mismo día en sus respectivos mandatos. A marzo 2, la aprobación de Biden es solo el 40% y para el mismo día de 2020 la de Trump era 45% y la de Obama en 2016 era del 48%. En términos de promedio histórico, la desaprobación de Biden es mayor que la de Trump durante todo su mandato.

El partido republicano está unido en torno a Donald Trump por razones prácticas y por razones políticas. Es el único candidato con una lealtad a toda prueba de los republicanos de base, mientras todos los demás tienen que construir su electorado, a Trump le bastó llegar a los campamentos de sus entusiastas huestes Maga que llevaban tres años esperando el llamado a la batalla.

El partido republicano, inclusive esa élite que lo despreció y aún lo desprecia, le debe a Trump haber consolidado el más importante triunfo conservador en décadas al cambiar el equilibrio de la Corte Suprema y poner una mayoría conservadora cuando murió Ruth Bader Ginsburg. Eso les dio a los republicanos la garantía de una interpretación conservadora de la Constitución. Ese equilibrio puede romperse si se produce una vacante entre los magistrados de mayor edad que son republicanos, Clarence Thomas (75) o Samuel Alito (73). De resto, la Corte Suprema es joven, entre los 52 y los 69 años.

En una democracia directa, podría decirse que la suerte está echada. Pero el norteamericano no lo es. Trump electoralmente es imparable, pero un juez podría ponerlo preso o una corte inhabilitarlo. A lo venezolano, usando la ley para neutralizar opositores y con el único propósito de retener el poder. Los defectos de la democracia norteamericana terminarán convirtiendo en un mártir de la democracia a su mismo antípoda.

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