El Santa Librada
Sería un despropósito permitir que el colegio más antiguo de la ciudad, que cuenta su historia desde la creación de nuestra República y ha formado a miles de estudiantes desde la diversidad, la crítica y los valores ciudadanos, termine cerrando sus puertas.
La historia del Colegio Santa Librada se cuenta sola. Fundado por el general Francisco de Paula Santander en 1823, por el claustro más antiguo de Cali han pasado presidentes, políticos, artistas, periodistas, líderes cívicos y miles de estudiantes. Pese a su importancia, ha sido imposible que se gestionen los recursos necesarios para evitar que su infraestructura se caiga y garantizar así que siga cumpliendo en las mejores condiciones con su labor de educar a los caleños.
La que debería ser una celebración por todo lo alto -que rindiera homenaje a quienes dos siglos atrás crearon uno de los primeros colegios de la naciente República de Colombia, a los maestros que con su dedicación han formado a tantas generaciones, a los estudiantes destacados y a todos aquellos que han pasado por sus aulas-, tiene un halo de frustración. La actual sede, que acoge a la institución desde hace ocho décadas, presenta un grave deterioro, que se agudiza en medio de promesas incumplidas y de partidas presupuestales que nunca llegan.
Siete años atrás directivas, profesores, padres de familia, estudiantes y exalumnos, preocupados por la situación, alertaron sobre lo que ocurría y empezaron una cruzada ante los gobiernos Nacional y Municipal para que destinaran los recursos financieros que permitieran detener los daños y reparar los edificios afectados. Además de ser una institución pública, adscrita a la Secretaría de Educación de Cali, el colegio es Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación, por lo que le corresponde al Estado garantizar el presupuesto para los arreglos.
Ni la proximidad de la celebración de sus 200 años fue motivo para que así sucediera. Varios edificios están clausurados para evitar que ocurran tragedias, razón por la cual se han limitado los espacios para actividades educativas, y de los $50.000 millones que hace un par de años costaban las reparaciones, recursos que la actual administración se comprometió a gestionar, se han invertido apenas $5.000 millones porque así lo obligó un fallo de tutela instaurado por un grupo de antiguos alumnos. Tampoco hay certeza de contar con la partida restante en un futuro inmediato.
La consecuencia del incumplimiento es que de tener una capacidad para 3000 estudiantes, repartidos en dos jornadas al día, hoy el Santa Librada solo puede recibir a 1200. Así es como el deterioro de la infraestructura del colegio afecta de manera directa a la educación pública caleña, por lo que significa trasladar a 1800 estudiantes a otros colegios de la ciudad y por la alta probabilidad de que muchos de ellos deserten del sistema.
El regalo que espera la comunidad educativa del Santa Librada en la celebración del bicentenario de la institución, es que tanto la Nación como el Gobierno Local garanticen los recursos que se requieren para la reparación de su sede. Sería un despropósito permitir que el colegio más antiguo de la ciudad, que cuenta su historia desde la creación de nuestra República y ha formado a miles de estudiantes desde la diversidad, la crítica y los valores ciudadanos, termine cerrando sus puertas.
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