Editorial
Elecciones en EE.UU.
En lugar de detenerse a hacer pronósticos sobre un sistema de elección tan complejo como el estadounidense, es importante analizar lo que está en juego con los comicios de hoy tanto para los habitantes de esa nación norteamericana como para los del resto del planeta
Sin lugar a dudas, las elecciones presidenciales en los Estados Unidos tienen repercusión en casi todo el planeta. Por eso, el mundo acude hoy expectante a una jornada a la que 75 millones de personas ya se anticiparon, votando de manera presencial o a través del correo postal.
Sin embargo, los potenciales electores suman alrededor de 244 millones, por lo que este 5 de noviembre será el día D para saber si el magnate republicano Donald Trump regresará a la Casa Blanca a partir de enero del 2025 o si Kamala Harris, segunda a bordo de la Administración de Joe Biden, es la elegida para regir los destinos de la primera potencia de orbe durante los próximos cuatro años.
En lugar de detenerse a hacer pronósticos sobre un sistema de elección tan complejo como el estadounidense, es importante analizar lo que está en juego con los comicios de hoy tanto para los habitantes de esa nación norteamericana como para los del resto del planeta, amén de los acentos que se pueden esperar por parte de una u otra opción.
Es entonces válido mirar cómo, contrario a lo que se creía, o tal vez se anhelaba, América Latina no jugó un papel definitivo en la campaña que hoy llega a su fin, más allá de las propuestas esbozadas por el exmandatario y la Vicepresidenta con respecto al manejo que, de ser elegidos, le darán al tema migratorio, que está lejos de ser exclusivo de esta parte del continente, sino que también se alimenta de regiones tan distantes e igualmente complejas como Asia.
Pareciera entonces que otro asunto, el económico, es el que ha suscitado las mayores controversias entre el republicano y la demócrata. Él, poniendo el acento en propuestas proteccionistas que, según observadores políticos, afectarían incluso la relación comercial con México, en un claro contraste con la actual política económica del Gobierno de Joe Biden, a la que, se supone, Harris le daría continuidad.
Y en lo que respecta al relacionamiento de quien gane el derecho a ocupar la Casa Blanca con Colombia tampoco hay muchas expectativas de cambio, dado que los Estados Unidos siempre han mirado a nuestro país desde una perspectiva bipartidista que hace énfasis en asuntos como los Derechos Humanos, si se trata de una administración y un congreso de mayorías demócratas, o de más presión en contra de los cultivos ilícitos, si el mayor peso lo tienen los republicanos.
El tema que sí se esperaba que fuera más central en la campaña estadounidense y que resulta fundamental para Colombia y la región es el futuro político de Venezuela. No obstante, todo indica que la continuidad en el poder del régimen de Maduro no preocupa mucho al país del Norte, pese a las hordas que día a día atraviesan la frontera en busca del Tapón del Darién, puerta a arribo a la zona donde un día el entonces presidente Trump propuso construir un muro como solución definitiva a los problemas que los latinos le generan a su país.
Habrá que esperar para ver si, de volver a la Casa Blanca, él retoma esa idea, o si, de ganar Kamala, se ocupará de darle ciudadanía a los indocumentados que han contribuido al desarrollo de Estados Unidos.
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