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La cruzada por el clima

En cuanto a la transición a energías limpias, el Presidente electo deberá medir cada paso. De ninguna manera podrá ser una transición de tajo, teniendo en cuenta que solo en 2021 Ecopetrol obtuvo $16,7 billones de ganancias.

24 de junio de 2022 Por: Editorial .

En su discurso tras ganar las elecciones presidenciales de Colombia, Gustavo Petro aseguró que la prioridad de la política diplomática de su gobierno será ponerse al frente de la lucha contra el cambio climático en el mundo.

“La ciencia nos ha dicho que, como especie humana, podemos perecer en el corto plazo, que la vida en esta tierra hermosa puede perecer en el corto plazo. Hoy se impone que Colombia trate de salvar la selva amazónica en función de salvar la humanidad”, dijo el mandatario electo.

Efectivamente, la ciencia lo viene advirtiendo: el planeta requiere de otra manera de vivir, una que sea sostenible. Los integrantes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU le pusieron fecha perentoria al asunto: según sus cálculos, el mundo tiene solo hasta 2025 para comenzar a frenar sus emisiones de gases de efecto invernadero y de esta manera lograr que el calentamiento global no genere cambios irreversibles. Solo así el futuro de la humanidad será viable.

En ese sentido Colombia tiene mucho que decir y hacer, más allá de la discusión de si está en capacidad de liderar la lucha mundial contra el cambio climático, como lo pretende Petro. Cuidar la Amazonía es el primer gran paso para retrasar el calentamiento global. Se trata de una selva que almacena el equivalente a cinco años de las emisiones de carbono que causan los humanos.

El problema es la deforestación producto de la minería ilegal, la expansión de cultivos y la ganadería. Y en el caso de la Amazonía la deforestación pareciera no tener techo: un estudio del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil, informó que entre enero y abril de este año se destruyeron 1954 kilómetros cuadrados de la Amazonía brasileña; tres veces la extensión de Cali.

En el lado colombiano preocupan las denuncias de funcionarios de Parques Nacionales Naturales, que aseguran que no pueden hacer su labor de proteger los bosques debido a las amenazas de grupos armados ilegales. De ahí que una de las tareas que deberá emprender el gobierno Petro será invertir en las comunidades indígenas y campesinas, cuyos cuidados de la selva han permitido que Colombia aún cuente con el área de bosque mejor conservada de la cuenca Amazónica.

Otro asunto ambiental pendiente de Colombia es la ratificación del Acuerdo de Escazú, que establece medidas que obligan a los Estados a proteger a los líderes ambientales y a que las comunidades tengan “pleno acceso a la justicia y a la información de proyectos que podrían afectar al medio ambiente”. El acuerdo ha generado resistencia en el Congreso, y entre los empresarios, pues se considera que el país perdería autonomía al permitir que se le impongan medidas por parte de organismos externos, cuando Colombia ya cuenta con suficiente legislación ambiental.

En cuanto a la transición a energías limpias, el Presidente electo deberá medir cada paso. De ninguna manera podrá ser una transición de tajo, teniendo en cuenta que solo en 2021 Ecopetrol obtuvo $16,7 billones de ganancias. Por ahora el discurso de Petro va en esa vía: basar la economía en energías renovables será un plan a 15 años, que debe hacerse de manera gradual. Solo así se cumplirá con el llamado de los científicos para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero sin que el país se estrelle con una crisis económica sin precedentes.

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