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La hora cero

La oposición, es decir, la inmensa mayoría del pueblo de Venezuela, salió a las calles, votó contra el régimen y dio ejemplo de cómo una sociedad puede luchar para recuperar su libertad si el mundo la acompaña y pone los ojos encima de la tiranía.

17 de julio de 2017 Por: Editorial .

La oposición, es decir, la inmensa mayoría del pueblo de Venezuela, salió a las calles, votó contra el régimen y dio ejemplo de cómo una sociedad puede luchar para recuperar su libertad si el mundo la acompaña y pone los ojos encima de la tiranía. En los próximos días se deberá saber si ese extraordinario ejercicio pacífico es capaz de cambiar el angustioso rumbo de Venezuela.

Según los rectores de universidades que ejercieron como escrutadores, fueron 7.535.259 personas las que votaron en su país y en el resto del mundo en el plebiscito citado para el pasado domingo. Las imágenes y los testimonios de quienes presenciaron el inédito ejercicio democrático dan cuenta del espíritu que reinó en esa convocatoria, donde la palabra libertad y el rechazo al comunismo fueron unánimes.

Gente de toda las condiciones sociales, chavistas reconocidos que rechazan el totalitarismo y la violencia del gobierno y las fuerzas militares que lo soportan, y una enorme cantidad de ciudadanos golpeados por la corrupción, el hastío, el hambre y la escasez, llegaron a las improvisadas urnas para expresar su protesta. Ni el silencio de los medios oficiales que son casi todos en Venezuela, ni la oposición de un Consejo Electoral de bolsillo, ni los intentos del paramilitarismo adiestrado y el asesinato que cometieron, pudieron detener lo que ayer sucedió en el país vecino.

Así fuera un acto que no tiene poder vinculante, lo que se produjo el pasado domingo en Venezuela fue un hecho imposible de negar. El referendo les dijo a Nicolás Maduro, a los militares que lo secundan y a su régimen carcomido, que la inmensa mayoría de su país quiere un cambio, que no quiere la Asamblea Constituyente ilegítima que pretenden imponerle, y que es capaz de actuar de manera pacífica contra la brutalidad de una represión asesina.

Y en forma simultánea el régimen realizó un simulacro de lo que serán las elecciones del próximo 30 de julio, en las cuales se escogerán los miembros de su asamblea constituyente, una manera de conseguir la legitimidad que le arrebató el abuso, y de llevar a Venezuela por la senda de un comunismo al estilo de Cuba. Fue un fracaso rotundo que no pudo impedir la caudalosa participación en el referendo, a pesar de que usaron presiones de todo tipo para lograr la participación de quienes supone son sus adeptos incondicionales.

Ahora empieza la hora cero de la protesta, que inicia por detener el baño de sangre que vive Venezuela. Es el momento para mostrar que sí es posible lograr el cambio que espera y necesita con desespero esa nación y que la sensatez puede derrotar la fuerza bruta de una tiranía basada en la inmoralidad, así se inicie con un paro cívico generalizado que tendrá lugar el próximo jueves.

La oposición ha manifestado que es capaz de mantenerse unida y puede liderar los pasos a seguir para devolverle la libertad a Venezuela. Pero es el pueblo venezolano el que con su participación podrá impedir que queden en la impunidad y el olvido los asesinatos de cien de sus compatriotas, el hambre que padecen millones y la desesperanza de Venezuela.

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