Editorial
La salvación del MÍO
No la tienen fácil ni el alcalde Alejandro Eder ni el nuevo Presidente de Metrocali para garantizar la continuidad de la entidad, ofrecer un servicio eficiente de transporte para Cali, recuperar y terminar la infraestructura que se requiere, modernizar el sistema y asegurar su liquidez financiera.
Entre las deudas con los operadores, el laudo arbitral que lo obliga a pagar $240.000 millones, nuevas demandas que suman casi un billón de pesos y un servicio que no satisface a los caleños, el MÍO continúa en cuidados intensivos. La nueva Administración Local tiene el reto de salvarle la vida al sistema masivo y, aún más importante, de brindarle a los usuarios un servicio eficiente, puntual, seguro y que atienda las necesidades reales de la ciudad.
La compleja situación que afronta Metrocali es conocida por todos. También la incapacidad demostrada por la alcaldía de Jorge Iván Ospina para sacar adelante al Sistema de Transporte Masivo luego de la pandemia y el paro nacional, que se ensañó con Cali y en particular con la infraestructura del MÍO.
Tampoco se pudo en los últimos cuatro años, como no lo hicieron los anteriores gobiernos, enderezar el camino mal trazado desde los inicios del Masivo de Occidente, que empezó al revés y no por la Troncal de Oriente, que debió ser la primera en construirse y que sigue sin terminarse al 100 %. Hoy, 15 años después de su inauguración, hay proyectos inconclusos, no se ha recuperado lo destruido durante el paro de 2021 y las deudas se acumulan.
Peor aún es que en lugar de recobrar el número de usuarios anteriores a la pandemia, la cifra disminuye a diario y de casi 500 mil pasajeros que llegó a movilizar entonces, apenas la mitad sigue utilizando el servicio del MÍO. La ineficiencia es evidente cuando se compara con lo sucedido en Bogotá, Cartagena o Pereira; mientras en Cali esa recuperación fue del 54%, en las otras capitales oscila entre el 84% y el 95%. Así no hay sistema que sobreviva.
Ahora se sabe, además, que ya no solo hay que cumplir con el laudo arbitral fallado a favor del concesionario GIT, que obligó a Metrocali a pagar $240.000 millones y del que apenas se honraron $10.000 millones en la pasada Administración. Hacen trámite en tribunales de arbitramento dos casos más, uno del mismo operador por $500.000 millones y otro de Blanco y Negro con pretensiones por $411.000 millones, que de llegar a favorecer a los operadores significaría la sentencia de muerte del Masivo.
No la tienen fácil ni el alcalde Alejandro Eder ni el nuevo Presidente de Metrocali para garantizar la continuidad de la entidad, ofrecer un servicio eficiente de transporte para Cali, recuperar y terminar la infraestructura que se requiere, modernizar el sistema y asegurar su liquidez financiera. En especial hay que ponerle fin al transporte ilegal, que es su competencia directa, pero sobre todo se requiere recuperar la confianza de los caleños para que vuelvan al MÍO y se apropien, ahora sí, de él.
Serán meses complicados, en los que se pondrán a prueba el buen gobierno y la gestión acertada de la administración entrante. Habrá que diseñar la estrategia a largo plazo para hacer viable al MÍO, de la mano de los operadores e incluso abriendo las puertas para nuevos integrantes del sistema, como se plantea desde hace años. Y con el apoyo ciudadano, para que el servicio se preste como lo necesitan sus usuarios.
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