Los colados del MÍO

Los colados le generan al MÍO diariamente 60 millones de pérdidas. Lo que al año significa $14.000 millones menos de recaudo. Esa es la cifra que los operadores del Sistema Integrado de Transporte Masivo estiman por esta situación que se vive en Cali y en el resto del país. En Bogotá, las pérdidas al Transmilenio a la semana son de $10.600 millones.

El problema en la capital del Valle se evidenció de nuevo, tras darse a conocer ayer un video en el que una mujer es obligada a bajarse del articulado por dos policías, minutos después de haber ingresado a la Terminal Paso del Comercio, en el norte de Cali, saltando por una de las barandas exteriores sin pasar por los torniquetes para pagar su viaje.

El fin de semana pasado también se conocieron un video y fotos en las que cinco menores iban colgados de uno de los buses, en la parte de atrás, hasta que fueron descubiertos por las autoridades.

Cabe recordar que uno de los casos más desafiantes se vivió hace un par de meses, en la Avenida Cañasgordas, al sur de la ciudad, cuando un grupo de jóvenes se subió por las ventanas a un alimentador del sistema que pasaba por la zona, frente al perplejo de la comunidad.

La historia de los colados en el MÍO no es nueva, el asunto es que no para. Ahora que recién se anunció que la Nación asignará un billón de pesos del presupuesto a los masivos todo el país, revisar las otras amenazas que vive el sistema y le generan pérdidas, es fundamental.

A los recursos nacionales que le llegarán al sistema caleño se suman los 1,3 billones de pesos que por un acuerdo del Concejo Municipal se le otorgarán para su salvamento, provenientes de los recaudos de la sobretasa a la gasolina.

Si bien, hay un alto componente de ilegalidad y falta de cultura ciudadana en el acto de colarse en el MÍO, de manera regular como ocurre en Cali, también es importante mencionar que en muchas ciudades del mundo hay gratuidad para personas de la tercera edad, estudiantes o deportistas que porten un carné que los acredite en el uso del mismo para dichos fines.

Sin embargo, en Colombia no aplican esas excepciones y el sistema, que debería ser subsidiado en gran medida por la Nación, no lo es. Al contrario, en casos como el MÍO, Metrocali le adeuda a los operadores $80.000 millones, lo que ha sido motivo de constantes controversias, huelgas de trabajadores, salida de buses de circulación y demás.

Hoy por hoy, el sistema sigue siendo insuficiente frente a la demanda de pasajeros que lo requieren y que optan por el transporte ilegal, que anda muy campante por las calles, sin que se le haya podido controlar.

En tanto, el convenio para brindar seguridad por parte de la Policía a las estaciones del MÍO sigue pendiente, a punto de culminar el sexto mes del año. Lo que disminuiría el número de colados, los daños a la infraestructura y las agresiones de las que son víctimas en ocasiones sus conductores. Cali requiere que su sistema de transporte masivo sea por fin la solución que necesita la ciudad y que la cultura ciudadana sea un principio de sus usuarios, en señal de respeto y civismo.