Los mensajes del presupuesto
Así, la atención de las necesidades que acosan a los habitantes de la capital vallecaucana padeció la cuchilla que los autores del presupuesto justifican en la obligación de honrar la deuda pública.
Si algo demuestra el presupuesto municipal, además del estado de las finanzas y el cumplimiento de las normas sobre la materia, es la intención del gobierno de turno con respecto a la atención de los asuntos de la ciudad y los que demandan sus ciudadanos.
En ese sentido, el presupuesto de Cali para el año 2023 es una verdadera sorpresa sobre la realidad de la hacienda municipal. Reducciones de gran importancia para el cubrimiento de las necesidades de los caleños, crecimiento de las partidas destinadas a pagar créditos y la persistencia en mantener unos proyectos de inversión que no tienen aún los requisitos para su ejecución, son los mensajes que la Administración Municipal le envío a la capital del Valle al presentar el proyecto ante el Concejo.
Según ese documento, todo indica que el gobierno espera un crecimiento muy pequeño comparado con los requerimientos que tiene una ciudad afectada por la crisis que le dejaron la pandemia y la destrucción a la que fue sometida durante dos meses a partir del 28 de diciembre de 2021. Y ante la obligación de pagar entre intereses y abono de capital $220.000 millones a los créditos adquiridos en el 2017 para financiar inversiones con énfasis en infraestructura para la educación, el gobierno del alcalde Jorge Iván Ospina decidió reducir los recursos destinados a servicios esenciales para los ciudadanos.
Por ejemplo, el presupuesto para seguridad fue recortado en el 23%, pese a ser uno de los grandes problemas de los caleños. El de infraestructura, que debería cubrir el plan para reconstruir la malla vial, uno de los reclamos más angustiosos de los habitantes de Cali, se disminuyó en el 59%. La movilidad, que tiene relación con la obligación de salvar al MÍO de la quiebra, cayó en el 21%. El presupuesto para la cultura bajó en un 61,6%, mientras el de vivienda, dedicado hasta ahora a proyectos distintos a proveer vivienda, fue reducido en 72,6%.
Así, la atención de las necesidades que acosan a los habitantes de la capital vallecaucana padeció la cuchilla que los autores del presupuesto justifican en la obligación de honrar la deuda pública. Pero los mismos insisten en contratar proyectos que, como la Cali Inteligente, el edificio en el lote del antiguo Club San Fernando, la construcción de un parque que culminará en Cristo Rey y otros tantos que parecen destinados a dejar la huella del gobierno municipal, serán financiados con el endeudamiento por $650.000 millones que le autorizaron al alcalde Ospina.
La consecuencia es que el municipio reducirá su aporte para tener una Cali más segura, como exigen los caleños y demanda la cruda realidad de su ciudad, mientras que los huecos y el mal estado de sus vías seguirán siendo constantes. Además, el MÍO continuará padeciendo la indiferencia de quienes prefieren los proyectos del Alcalde a resolver las angustias de una sociedad que mira con preocupación la manera en que se van a utilizar sus impuestos y los recursos municipales a propósitos distintos al interés común.
Ese es el mensaje que recibieron los caleños y los concejales que deberán aprobar el presupuesto para el 2023.