Paz
“Las negociaciones se han abordado con seriedad”: Monseñor Henao, a propósito del cese el fuego con el ELN
El representante de la Conferencia Episcopal Colombiana en los diálogos entre el Gobierno Nacional y el ELN dice que la tregua pactada en la Mesa permitirá conocer la unidad de mando de esa guerrilla, entre otras cuestiones.
“El cese al fuego nos va a decir cómo es la unidad de mando y nos va a indicar muchísimo cómo es la capacidad de colocarse todo el ELN como tal en un lado y su tónica de compromiso con el proceso de paz”.
Así lo asegura monseñor Héctor Fabio Henao, representante de la Conferencia Episcopal Colombiana que acompaña el proceso de paz, a propósito del inicio del cese entre esa guerrilla y la Fuerza Pública.
“Pienso que es un momento muy complejo para la evaluación de todas las actividades posibles del ELN, pero es un paso que tiene unas fortalezas porque evita muertes, desplazamientos forzados, situaciones de confinamiento y le da a la comunidad un ambiente de vida mucho más armónico”, dice el prelado de la Iglesia Católica en diálogo con El País.
Inició el cese al fuego con ELN y, como representante de la Iglesia, usted hace parte del Mecanismo de Monitoreo y Verificación. ¿Cuál va a ser su papel?
Se tendrá un mecanismo de monitoreo y verificación no tripartito, sino cuatripartito, es decir, vamos a tener al Gobierno, el ELN, Naciones Unidas y la Iglesia. Cada uno de los integrantes va a tener unos roles específicos. Para ello se hicieron unos protocolos, hay uno que habla del rol de la Iglesia en el cese al fuego y nos da a nosotros un marco concreto bajo el concepto de que nosotros hacemos monitoreo y la comunidad internacional hace verificación. Entonces, el papel de la Iglesia está centrado en la labor de monitorear, que es hacer acompañamiento, hacer seguimiento con las comunidades.
Es una labor muy preventiva, que está basada sobre todo en la relación que tenemos permanente, ya histórica, con las comunidades en los territorios y donde nosotros obtenemos información y se coloca al servicio del proceso para que pueda ser mucho más eficiente el servicio de lo que es la verificación.
Van a estar, según eso, en distintas zonas del territorio nacional...
Se han definidos nueve regiones. Ahí tendremos los mecanismos locales, que son más de 20. Luego tenemos mecanismos regionales y luego está el nacional. En los locales tenemos a Cali y Buenaventura, que hacen parte de un mecanismo; luego tenemos, por ejemplo, a Arauca, Quibdó, Pasto y tenemos también a Cúcuta. Son nueve mecanismos regionales que cubren las zonas donde el ELN tiene más presencia.
Preocupa la atomización de frentes del ELN y queda la duda de si hay una verdadera unidad de mando en esa guerrilla. ¿Cómo ve usted eso?
Los ceses al fuego son un ejercicio, una prueba de la unidad de cualquier grupo. Siempre los grupos armados se comportan de maneras diferentes, según los territorios y tienen dinámicas propias muy vinculadas con otras confrontaciones que hay en los territorios. Hay que tener en cuenta que el ELN, además de la confrontación con el Estado, tiene confrontaciones con otras organizaciones armadas, que hay luchas ya de años en ciertas regiones del país y eso marca profundamente la identidad de esos frentes o de esos sectores del ELN.
El cese al fuego nos va a decir cómo es la unidad de mando y nos va a indicar muchísimo cómo es la capacidad de colocarse todo el ELN como tal en un lado y su tónica de compromiso con el proceso de paz. Veremos eso de manera clara pero también con mucha precisión, teniendo claridad toda la sociedad de que aquí la decisión es suspender las acciones ofensivas entre el ELN y la fuerza del Estado. En la medida en que eso se cumpla integralmente en los territorios, vamos a tener realmente un cese al fuego que nos va a mostrar una voluntad unificada del ELN en torno al proceso.
Otra preocupación es que en ese cese al fuego no quedó especificado si se detendrán la extorsión y el secuestro. ¿Cuál es su percepción respecto a esas acciones?
Lo que se ha planteado en la Mesa es que el cese al fuego será de carácter progresivo. Es decir, comienza con las acciones ofensivas de lado y lado, e irá ampliándose. Aspiramos a que resuelva el tema de las hostilidades, que es concretamente del que estamos hablando. Yo pienso que es un momento muy complejo para la evaluación de todas las actividades posibles del ELN, pero es un paso que tiene unas fortalezas porque evita muertes, desplazamientos forzados, situaciones de confinamiento y le da a la comunidad un ambiente de vida mucho más armónico.
Esperamos que esto abra la puerta y vaya ampliándose hacia otras actividades que son un clamor dentro de la sociedad, que quiere ver cese de hostilidades y que se pone fin a las actividades que generan gran incertidumbre, un dolor muy grande en la familia y en las comunidades.
Usted ha sido observador de las tres rondas de negociaciones con el ELN, ¿cree realmente en la voluntad de paz de esta guerrilla?
Hasta ahora, pienso que se ha abordado con mucha seriedad y profundidad la negociación, que ha avanzado de una manera muy estricta en la definición de términos. Siempre las negociaciones toman tiempo. Por ejemplo, definir un cese al fuego en principio uno lo ve relativamente sencillo, pero es un asunto de técnica militar muy compleja, que requiere muchas precisiones y en eso se ha avanzado. Eso muestra, en mi criterio, que hay una voluntad de avanzar.
¿Qué balance hace de la política de Paz Total del Gobierno Petro?
Desde la Conferencia Episcopal hemos dicho que somos respetuosos de las estrategias que cada Gobierno emprende. Históricamente los gobiernos le han puesto distintos apellidos al tema de la paz, pero lo que nos interesa es que haya una voluntad real de concretar espacios para aliviar la situación de las comunidades, para garantizar que puede haber el ejercicio pleno de derechos en los sectores más vulnerables, de disminuir, las confrontaciones, de llegar hasta eliminar algunas fuentes o focos permanentes de violencia en el país.
Si esta estrategia ayuda en ese sentido con diferentes grupos, nos parece que va dando unos resultados, dentro de los cuales la sociedad podrá verificar su validez, pero nosotros vamos más allá y tenemos la mirada puesta en el horizonte de largo plazo, que es una sociedad verdaderamente reconciliada.
¿Cree que Colombia alcanzará algún día esta paz tan anhelada por todos?
Tengo confianza, y una convicción muy profunda de que el Señor de la historia nos va llevando hacia el logro de su plan. El plan de Dios es un plan de amor, es un plan de dignidad para cada persona y eso se va a alcanzar. A veces se logra de manera contradictoria; la historia es jalonada por fuerzas a veces que no entendemos; la historia se hace jalonada por eventos que me producen mucha incertidumbre, pero más allá de eso tiene que brillar la esperanza y aquí la esperanza tiene que ser más fuerte.
El pueblo colombiano tiene enormes valores, muchas capacidades y muchas potencialidades. Hemos demostrado ser un pueblo muy vital y muy vibrante en el mundo, y tenemos esa capacidad de salir adelante, de superar también esto que es una historia. Tenemos aquí un sufrimiento prolongado, esto es una cadena de hechos que nos hacen pensar que hay un enorme desafío delante de nosotros, y tengo la plena confianza de que como nación colombiana seremos capaces de lograrlo, siempre unidos bajo un lema, que es alcanzar vida plena, dignidad para todos los habitantes de nuestro país.