Política
“Petro se mantiene en campaña porque no sabe gobernar”: analistas sobre discursos del Presidente
Si bien Gustavo Petro ya ha empezado a medir fuerzas para las presidenciales del 2026, es cierto que su actitud de candidato también es usada para camuflar su mala administración, advierten analistas.
Por Sofía López Bueno, reportera de El País
“Después de estos tres años, toca elegir otro gobierno progresista”. “Trabajar de noche también implica duplicar el periodo presidencial. O sea, una reelección”. “En el 2026 tenemos que volver a ganar”. “La oligarquía no me saca del Gobierno, porque lo eligió el pueblo y el pueblo va a volver a elegir, y no se puede equivocar”. “Es necesario volver a triunfar, el 2026 debe ser tan significativo como el 2022″.
Esas son frases del presidente Gustavo Petro que han generado ‘tornados’ en la opinión pública, porque, según algunos, alertan sobre la posibilidad de que se esté cocinando su reelección.
Y aunque el Mandatario ha reiterado una y otra vez que no tiene deseos de perpetuarse en el poder, es cierto que su tono de campaña, a dos años de finalizar su periodo en la Casa de Nariño, empieza a incrementarse. Entonces, ¿qué esconde su discurso?
“El objetivo de todo gobernante es mantener el poder. Para eso los partidos políticos en el poder siguen en campaña permanente, pero en cuerpo ajeno, no en la figura del mismo presidente, como ocurre con Petro. Y seguirá así, poniendo agenda, creando enemigos y amigos, generando polémicas, defendiendo un relato de ‘cambio’ y queriendo ser omnipotente en todos los temas del país”, explica la politóloga Nury Gómez.
Además, “hay que recordar que, más que el poder en Colombia, Petro busca ser el nuevo líder latinoamericano que la historia recuerde por ‘quitarle a los ricos para darle a los pobres’”, sigue explicando.
Para el constitucionalista Juan Manuel Charry, el Mandatario quiere permanecer en el poder, pero no siendo él el personaje, “sino dejando a una persona de su partido que pueda seguir con el cambio y no perder esa oportunidad histórica que obtuvo la izquierda. Está fortaleciéndose políticamente para lograr tener altas posibilidades en el 2026 de que alguien cercano pueda triunfar” (ver recuadro).
Muestra de ello fue su discurso en Cali, donde se citó con miles de indígenas en ‘Puerto Resistencia’, al pie del polémico monumento de la mano empuñada, y planteó la idea de una asamblea constituyente, sobre la que posteriormente aclaró que no tendría como objetivo facilitar su reelección.
En ese sentido, el analista John Mario González indica que el “afán de mantenerse en campaña de Petro parece responder al mal gobierno que acumula, al dogmatismo ideológico que es parte de su ADN, a la necesidad que siente de incitar a sus bases y al temor de que lo abandonen y quedarse solo. En otras palabras, es un presidente que se siente montado en un tigre y que teme que, si se baja, se lo coma”.
De acuerdo con él, Charry anota que “las propuestas del Jefe de Estado no se han tramitado como él esperaría, no ha logrado los cambios y ya está a mitad de periodo, entonces tiene que inventarse una estrategia para justificar el fracaso y no ser el responsable de su incapacidad de lograr coaliciones y tender puentes con las distintas fuerzas políticas o lograr destrabar el sistema”.
Efectivamente, más de un mes después de haberse iniciado la actividad legislativa este año, no hay un proyecto del Ejecutivo que tenga un panorama favorable o que muestre cierto avance, sino que más bien parece que lo único que toma fuerza es el inminente hundimiento de la reforma a la salud.
Por ello, “acude a responsabilizar a otros, a unas fuerzas conservadoras, tradicionales o de establecimiento mafioso, como lo quiere llamar, y entonces genera una estrategia diciendo que deben cambiarse elementos de la institucionalidad que están impidiendo el cambio”, dice Charry.
“Sin preparación para gobernar”
Las fuentes coinciden en que las cualidades discursivas y la habilidad para congregar multitudes de Petro no hacen un buen gobernante.
“El Mandatario ha sido un líder preparado para movilizar masas y conquistar con su carisma, no para dar resultados y ejecutar. Ese último atributo es fundamental para ganar credibilidad, ya que, a pesar de haber sido Alcalde de Bogotá, entonces su exposición en redes sociales era limitada”, analiza la profesora Gómez.
“Sin embargo, hoy la realidad es diferente y todo pasa por las redes sociales: opiniones en todo sentido, palabras rápidas y una participación ciudadana reclamante o defensora del Gobierno. Sí estaba preparado para gobernar, pero a su estilo”, agrega.
Asimismo, Charry señala que el presidente Petro “ha demostrado tener una gran capacidad de discurso; se siente cómodo detrás del micrófono y frente a la plaza pública, pero ha sido muy mal administrador, incapaz de coordinar su equipo de gobierno”.
“Él no tiene cualidades de administrador ni de estadista, prácticamente hoy en día nadie las tiene, pero es alguien con un discurso de oposición proveniente de la subversión, que maneja bien, pero no es una persona que conozca el Estado y eso es lo que se ha visto en estos dos años de gestión”.
De su lado, González considera que “aunque Petro no ha sido un mal candidato, tampoco es que haya sido uno bueno. El hoy presidente más bien se valió de la frustración y del ansia del país por materializar un cambio, con razón, porque los gobiernos previos tampoco lo hicieron bien, para viabilizarse e imponerse en los comicios”.
Finalmente, los analistas concluyen que, si bien es cierto que el Mandatario está preparando sus bases para el 2026, ha mantenido su discurso de campaña para ocultar su dificultad de establecer acuerdos y aprobar proyectos.
¿Herederos?
Laura Sarabia, Francia Márquez, Verónica Alcocer y Alexánder López son los nombres que se escuchan en los corrillos políticos al hablar de las opciones que hoy tendría la izquierda para continuar con el legado del presidente Gustavo Petro en el 2026.
Sin embargo, Aunque la actual Primera Dama se desmarcó de esa posibilidad durante un evento en Luruaco, Atlántico, donde aseguró: “La gente está escalando la ayuda a si yo me voy a lanzar a la Presidencia, pero yo no estoy pensando en nada de eso, sino en ayudar a la gente”.
Además, las fuentes consultadas consideran que esos nombres están alejados de tener una posibilidad real de ser elegidos.
“Pensar en Sarabia, una joven sin un palmarés suficiente, sin demostrar dotes, sería entregarse antes de acudir a la contienda electoral. Peor aún los casos de Márquez y López, dogmáticos, radicales, sin capacidades y conocimiento real del país”, indica el analista John Mario González.
Y la politóloga Nury Gómez anota que “esos nombres son efecto de la disponibilidad mediática. Cada cierto tiempo saldrán nuevos nombres que mantengan la favorabilidad de actuales candidaturas o se renovarán; todo depende de lo que hagan, bien o mal, para estar en primera plana”.
A su vez, el constitucionalista Juan Manuel Charry agrega que “no tienen experiencia electoral. Si fuera el caso, miraría a personas que hayan tenido experiencia en el Congreso y que conozcan las tareas electorales y hayan adelantado cargos administrativos”.