Servicios
No fueron los humanos: científicos descubrieron el verdadero origen de las rocas azules de Stonehenge
Un nuevo estudio desvela el origen sorprendente de las rocas azules de Stonehenge, desafiando las teorías previas sobre su transporte por humanos.
Stonehenge, uno de los monumentos más enigmáticos y estudiados del mundo, ha sido objeto de teorías y debates durante siglos. La monumental estructura ubicada en Salisbury Plain, en el sur de Inglaterra, está formada por grandes bloques de piedra que han desconcertado a investigadores y arqueólogos desde su descubrimiento. Recientemente, un equipo de científicos ha dado un paso más hacia la resolución de uno de sus misterios más profundos: el origen de las rocas azules que forman parte de su estructura. Este hallazgo no solo redefine nuestra comprensión de Stonehenge, sino también de las capacidades humanas y naturales en la prehistoria..
¿Qué son las rocas azules de Stonehenge?
Las rocas azules de Stonehenge, conocidas como “bluestones” en inglés, son un conjunto de piedras de dolerita que forman parte de la estructura interna del monumento megalítico. A diferencia de las icónicas piedras sarsen más grandes, que forman el círculo exterior y las imponentes trilithons, las rocas azules se encuentran dispuestas en un círculo más pequeño y en forma de herradura en el centro del sitio.
Estas piedras, que varían en tamaño, tienen una tonalidad azulada cuando están mojadas o recién cortadas, de ahí su nombre. La mayoría de las rocas azules pesan entre 2 y 4 toneladas, lo que, aunque considerablemente más ligeras que las piedras sarsen, sigue representando un desafío significativo en términos de transporte y manipulación.
La teoría del transporte humano y el desafío glaciar
En 1923, el geólogo Herbert Thomas propuso una teoría que revolucionó la comprensión de Stonehenge. Según Thomas, las piedras azules, también conocidas como “bluestones”, fueron transportadas desde las colinas Preseli en Gales hasta la llanura de Salisbury por los antiguos habitantes neolíticos. Esta teoría, ampliamente aceptada durante décadas, sugería que los antepasados realizaron una hazaña impresionante al mover estos enormes bloques de piedra a lo largo de más de 200 kilómetros utilizando métodos rudimentarios.
Evidencia de una glaciación extensa
Contrario a la teoría de Thomas, el Dr. John ha aportado una nueva perspectiva basada en evidencias geológicas recientes. John sostiene que la suposición de Thomas pasa por alto pruebas significativas de una extensa glaciación en la región. Según sus estudios, el hielo glaciar no solo llegó hasta el borde del estante marino del Mar Céltico, sino que también se extendió hacia el este hasta los niveles de Somerset y el escarpe de tiza de Wiltshire.
La investigación del Dr. John señala que el hielo glaciar pudo haber recogido bloques erráticos de varios lugares diferentes durante su avance. Un ejemplo clave es el bloque de Limeslade, que proviene de algún lugar cerca de la costa norte de Pembrokeshire, pero no específicamente de Mynydd Preseli. Este hallazgo sugiere que los glaciares transportaron rocas de diversas procedencias, algunas a distancias cortas y otras a cientos de kilómetros, antes de depositarlas en la llanura de Salisbury.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.