MEDIO AMBIENTE
La caleña que lucha contra la contaminación con plástico en el Pacífico
Rommy Schreiber es una caleña que regresó de Europa para emprender una cruzada: que las playas de Juanchaco, Ladrilleros y La Barra permanezcan libres de plástico.
“El llamado de las ballenas fue lo que me trajo de vuelta a Colombia”, dice Rommy Schreiber, fundadora de Ecopazífico, una entidad con la que busca erradicar el plástico de las playas de Juanchaco, Ladrilleros y La Barra.
Anualmente, 1.5 millones de animales marinos mueren por la ingesta de plástico. En las playas de Juanchaco la situación afecta hasta a los animales domésticos y las personas se han visto obligadas a ‘convivir’ con los desechos que les trae la marea.
Esta circunstancia siempre le ha dolido a Rommy, una caleña que desde niña visita las playas del Pacífico colombiano y ahora, a sus 32 años, trata de ir mínimo una vez al mes, “para no perder la conexión”.
Durante su adolescencia Rommy permaneció en Berlín, donde realizó sus estudios universitarios, y en Cataluña, donde se formó en permacultura: diseñar sistemas que trabajan en beneficio y no contra la naturaleza.
Pero la necesidad de un reencuentro con las playas colombianas la trajo de vuelta en 2013.
El regreso fue descorazonador. Ese fin de semana pasó corriendo por la bahía de Juanchaco, entró a la cabaña donde se iba a hospedar y decidió que no saldría de allí. No quería enfrentarse con la imagen de la arena repleta de botellas de plástico, desechables y otros residuos flotando en el mar. “No vuelvo nunca más”, se dijo. Pero su destino era volver.
Los sueños constantes con las ballenas la impulsaron a tomar la decisión de hacer algo significativo para ellas, algo que las protegiera, y así terminó enrolándose en la organización australiana Sea Shephered, convencida de que su misión era viajar a la Antártida para luchar contra la caza ilegal.
“Pero fui cayendo en la cuenta de que en Juanchaco es donde nacen las ballenas y tuve una especie de revelación: en vez de viajar por el mundo, lo que debía hacer era volver a Colombia y junto mis amigos artistas y activistas ambientales solucionar el problema que hay en Juanchaco, Ladrilleros y La Barra con el plástico”.
De vuelta en Berlín en 2014, constituyó legalmente la organización Ecopazífico y en 2016 la trajo a Colombia para frenar el uso del plástico y el icopor en las comunidades, demostrarles y enseñarles a los nativos y turistas que los desperdicios se pueden reutilizar y de esta manera promover un turismo ecológico.
Pasados dos años, la labor ha dado sus frutos. “La gente reconoce quién es Rommy y su proyecto de Ecopazífico y cuando venimos a hacer las limpiezas tratan de ayudar. Realmente muchas personas sí quieren cambiar su isla (playa) y quieren verla más limpia”, dice David Arguello, voluntario de la limpieza realizada recientemente en las playas de Juanchacho, Ladrilleros y La Barra, y payaso de Caliclown, organización que realiza actividades de pedagogía con los niños.
Ecopazífico se enfoca en la educación ambiental de los jóvenes, para que aprendan a cuidar su playa y sepan qué pueden hacer diferente. “A la basura le decimos maparé, ‘material para revivir’ y con este concepto buscamos que los niños vean el plástico como un recurso y no como un desecho”, explica Rommy.
Pero este no es solo un trabajo exclusivo de la fundación. Rommy agradece los aportes de los líderes de la zona como ‘doña Marina’, quien, con su Fundación Funda Ancestral de Juanchaco, les transmite el folclor a los jóvenes. “La mayoría de niños que vienen a acompañarnos en las jornadas de limpieza son los que aprenden con doña Marina. Tienen inculcado el amor por la naturaleza, el arte, la cultura y deseos de aprender”, dice Romm.
El otro punto a tratar por Ecopazífico es la educación a los turistas.
“En enero pasado hubo unos 15.000 turistas, pero en temporadas como la de las ballenas el número se duplica y con ellos llegan toneladas de basura”, advierte Christian Rivera, habitante de la zona desde hace 27 años y dueño de una empresa de ecoturismo.
Para prevenir un caos ambiental y que se pueda seguir fomentando el turismo, Rommy está trabajando en compañía de Parques Internacionales, la Armada, la CVC y la Secretaría de Turismo, para crear un sendero ecológico de 8 kilómetros, con 30 casetas que tengan canecas de reciclaje y un letrero educativo/informativo, que enseñe sobre la flora y la fauna del lugar. “La gente debe entender que esta es una zona protegida. Aquí nacen las ballenas y deben respetarlas”, dice.
Enseguida agrega:
“Estas son poblaciones que han sido víctimas del conflicto y donde el gobierno ha estado ausente, necesitan cambiar su estilo de vida, mejorar su calidad de vida. En esta zona eso se logra a través del incremento de turistas. Pero, si la gente que llega no tiene consciencia ambiental, puede generar un daño peor en la comunidad. En cambio si los turistas rechazan el plástico cuando se los ofrecen, la población dejarán de usarlo”.
Para Christian Rivera, Rommy es un ejemplo a seguir. “Ella siempre está pensando en formas de solucionar nuestra situación. Se le nota el deseo de tener todo libre de plástico e icopor y siempre anda recogiendo desechos”.
“Con este proyecto busco que los niños crezcan sabiendo que no es normal vivir rodeados de plástico”, dice Rommy.
Turismo ambiental
Para el ingreso al parque nacional Rommy propone tres normas para un turismo ambiental:
No ingresar plástico desechable al parque nacional y no recibir. Llevar sus propios utensilios reutilizables.
Ayudar a recoger maparé (basura) en las playas y llevarlo a puntos en Cali para su reutilización. La información está en la página web de la fundación.
Regresa a casa con tus residuos, con las bolsas que entraste al parque, porque allá apenas se está implementando un sistema de reciclaje y no tiene cómo lidiar con eso.