Alas cero horas de este domingo primero de octubre comenzará a implementarse el más importante de los acuerdos que ha firmado el Ejército de Liberación Nacional (ELN) desde su nacimiento oficial hace 53 años, el 6 de julio de 1964: el cese el fuego y de hostilidades bilateral y temporal hasta el 9 de enero del año entrante.

Los acercamientos de paz con el ELN en Maguncia, Caracas, Tlaxcala o La Habana no habían llegado tan lejos como estos que comenzaron en Quito (Ecuador), en febrero pasado, y que en apenas siete meses ya arrojan un primer resultado concreto.

Por eso, los expertos en seguridad nacional no ahorran calificativos para este acuerdo. Lo consideran “histórico”, pero también expresan temores por la dinámica interna de esa guerrilla, la única sobreviviente en América Latina, que a pesar de estar disminuida militarmente todavía tiene gran capacidad de hacer daño.

Sin embargo, varias circunstancias hacen de este acuerdo de cese el fuego bilateral un hecho significativo. La primera, es que los organismos de Inteligencia consideran que el ELN cuenta con apenas 1500 hombres /arma, además de redes de milicianos de apoyo, especialmente en las grandes ciudades.

Su actividad militar se ha concentrado en regiones como Chocó, Arauca y el Catatumbo, en Norte de Santander, así como en Arauca, pero muchas de sus estructuras siguen presentes en el sur del país, Nariño, Cauca, Nordeste antioqueño, el triángulo A, B, C (Arauca, Boyacá y Casanare), y una parte del sur del Cesar.

El problema es que, según ‘Felipe Torres’, exmiembro del Comando Central ‘Coce’ de esa guerrilla y hoy Gestor de Paz, “dentro del ELN hay un gran debate interno: hay estructuras que quisieran que el proceso de paz fuera a un ritmo mayor, y otras que todavía no están muy convencidas y no querían ir a la mesa de Quito, esas son las más activas militarmente”, sostiene el exdirigente ‘eleno’.

Sin embargo, el exasesor de Paz Daniel García-Peña, considera que se trata de un paso muy importante porque “en todo proceso, el cese el fuego es un prerrequisito para la firma de la paz”, por eso no duda en que las partes “cumplirán el acuerdo” y aprovecharán estos cuatro meses “para construir confianza, pues adquirieron compromisos con el país y con la comunidad internacional”.

Otro ingrediente que hace muy particular este acuerdo es que se da en medio de una oleada de atentados terroristas contra la infraestructura petrolera, el secuestro de varias personas que siguen en poder del ELN, el asesinato de varios policías y hostigamientos a la Fuerza Pública.

“Todos quisiéramos que no fuera así, pero el cese es muy importante para la paz del país, porque se rompe la lógica de la guerra después de 60 años de confrontación. Las partes están trabajando con ánimos en la mesa, lo que esperamos es que aprovechen el buen momento político de la paz para mirar la posibilidad de pactar de un cese bilateral y definitivo”, agrega Álvaro Jiménez Millán, exintegrante de la antigua Comisión de Garantes para el diálogo con el ELN y actual Director de la Campaña contra las Minas Antipersonal.

Los retos

Otra preocupación de los analistas es la ‘federalización’ del ELN, pues consideran que si bien continúa vigente el ‘Comando Central’, como máxima instancia de esa guerrilla, muchas de sus estructuras hoy parecen ‘ruedas sueltas’.

Al menos así lo advierte Javier Torres Velasco, experto en temas de Seguridad Nacional, para quien, más que la misma ‘federalización’ del ELN, el gran reto es que esa guerrilla no está concentrada y eso dificulta la verificación.

“El ELN continúa operando en zonas donde están presentes narcotraficantes, bacrim, disidencias y otros actores armados ilegales, y si hay algún atentado el ELN tendrá que responder, lo mismo que la Fuerza Pública”.

El presidente Santos dijo el viernes que el cese el fuego implica que el ELN “tiene que dejar de secuestrar, de reclutar menores, de sembrar minas, de atacar a la infraestructura”.

Mientras, el también exasesor de Seguridad Nacional Armando Borrero Mansilla, tampoco está muy convencido del monitoreo que puedan hacer la ONU o la Iglesia Católica como veedores del cese el fuego “cuando no existen líneas claras para la verificación y el monitoreo”.
Además, el experto señala que militarmente el ELN está muy debilitado y lleva mucho tiempo sin combatir, solo hace hostigamientos a la Fuerza Pública. “Por eso no es un triunfo político del ELN que se haya pactado este cese el fuego, eso obedeció más a la presión nacional e internacional”, asegura.

En cambio, para Ariel Ávila, Subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, el verdadero reto vendrá después de enero entrante, cuando finaliza la tregua pactada por cuatro meses.

“El reto comienza este domingo. Es cierto que el ELN es más federal, es cierto que no será fácil la verificación, y que se trata de un cese temporal. De todas maneras es el primer acuerdo después de 53 años de esa guerrilla, es histórico. El verdadero reto vendrá en enero, cuando finalice este cese”, afirma Ávila.

Este observador dice que el país no debería preocuparse tanto por la escalada terrorista del ELN de las últimas semanas. “Es normal que previo a un cese el fuego la guerrilla quiera mostrar fortaleza militar. Es un mensaje al Gobierno diciendo ‘aquí estamos’, y eso es parte de la lógica de la guerra”, añade.

‘Felipe Torres’, entre tanto, descarta que la guerra rural pudiera desplazarse hacia las ciudades en caso de que fracase el cese el fuego bilateral.

“Es un temor que existe, pero la verdad no lo veo así. El atentado al Centro Andino mostró que se trataría de una nueva generación urbana integrada por jóvenes que no han tenido mucho que ver con las guerrillas. Como analista y como observador no veo una guerra de guerrillas sustituida por un fenómeno terrorista. Eso no lo vamos a ver”, concluye.

La verificación

El cese el fuego bilateral entre el Gobierno y el ELN, que inicia este domingo tendrá un mecanismo de monitoreo.

El Mecanismo de Veeduría y Verificación (MV&V) se encargará de verificar el cumplimiento del acuerdo del cese el fuego y estará integrado por representantes de la Fuerza Pública, el ELN, la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Iglesia Católica, según dijeron en comunicado conjunto el Gobierno y esa guerrilla.

Los miembros del MV&V no portarán armas y tendrán garantías de seguridad, según lo que acordaron las dos partes que negocian un acuerdo de paz desde el pasado 7 de febrero en Quito, Ecuador.

La Misión de Naciones Unidas desplegará observadores en 33 municipios del país, los más afectados por la presencia del ELN, en tanto la Iglesia Católica acompañará al mecanismo desde 20 Diócesis, según explicó el presidente Juan Manuel Santos.