Los niños, niñas y jóvenes del sector de San Antonio, en la zona rural del municipio de Cajibío, Cauca, están recibiendo clases en una ramada, en medio del barrio y en la iglesia, todo porque el fuerte invierno destruyó las instalaciones de su institución educativa.
“Nos quedamos sin colegio porque el vendaval que presentó el 19 de octubre destruyó por completo la cubierta, quedando inutilizable los salones, entonces al ver que debíamos continuar con los procesos académicos con estos chicos, aceptamos pasarnos a unas ramadas que se construyeron de urgencia y a la iglesia para continuar con las clases, porque era un peligro permanecen en estos espacios, porque es supremamente evidente que la estructura está por colapsar”, denunciaron los estudiantes, quienes ahora tocan y tocan puertas en todas las entidades municipales y regionales para volver a tener las aulas.
Pasó el tiempo, y después de terminar el año lectivo en esas condiciones, los estudiantes regresaron a esas ramadas improvisadas porque tiene claro que quieren terminar sus estudios, pero al ver que esa medida transitoria se convirtió en algo permanente, optaron por denunciar esta situación porque no es fácil recibir las clases de español, álgebra o matemáticas en medio del lodo o los intervalos de tiempo que se presentan durante entre las celebraciones religiosas.
“Es muy triste tener que esperar que termine la misa para entrar, acomodarnos y dar las clases como sea, somos 102 niños, niñas y jóvenes que debemos recibir las lecciones de todas las materias con la mirada compasiva de los santos y de nuestro señor Jesucristo, quienes son testigos de que salimos adelante en estas difíciles condiciones, en otros casos nos tocar estar en las ramadas, en medio del barro, el frío, eso es muy injusto y denigrante”, agregaron los estudiantes, quien además de este panorama, deben permanecer en medio de la guerra entre los grupos armados ilegales.
Por eso, al ver que a pesar del llamado a las autoridades municipales y regionales de encontrarle una pronta solución a esta dificultad, los estudiantes empezaron a compartir en las redes sociales las fotos de las malas condiciones de su institución educativa, la cual fue construida tras varios años de trabajo comunitario.
“Hemos tocado las puertas de la secretaría de educación, infraestructura, pero la respuesta es que debemos esperar, presentar un proyecto, que no hay presupuesto, en fin, son más las excusas que un verdadero compromiso para garantizárnosle el derecho a tener un colegio digno, es más, llevamos varias semanas tratando de hablar con la alcaldesa para mirar una posible solución, pero nada, entonces ahora hacemos un llamado al mundo para ver si nos ayudan a reconstruirlo, estamos listos para ponernos el overo y volverlo a levantar con los materiales que nos donen”, acotan los estudiantes al indicar que los dispositivos tecnológicos y otros elementos que recibieron para facilitar las clases terminaron al sol y al agua.
Ahora, entonces, espera tanto una respuesta de las autoridades competentes y de las ayudas que puedan recibir para cumplir con ese anhelo de volver a recibir aulas decentes.