El pintor y escultor colombiano Fernando Botero, falleció este viernes a los 91 años, uno de los artistas de América Latina más reconocidos en el mundo, que no solo tuvo grandes éxitos y felicidades, sino que también vivió una etapa oscura en su vida personal, la triste muerte de su hijo.
Botero nació el 19 de abril de 1932 en Medellín. Hijo de un modesto agente de comercio, se inició en el arte tempranamente y contra la opinión de su familia. Casado tres veces y viudo de su última esposa, la escultora griega Sophia Vari, quien falleció en mayo, Botero sufrió el duelo de la muerte de uno de sus hijos, en la que se inspiró para hacer un cuadro llamado ‘Pedrito a caballo’.
Este triste hecho ocurrió en 1974, mientras Botero estaba de vacaciones en España. El artista estaba viajando entre Sevilla y Córdoba cuando un camión perdió el control y terminó impactando su vehículo. En este trágico accidente, murió Pedro de tan solo cuatro años.
El impacto del camión provocó la muerte de Pedro, mientras que el pintor perdió la falange del dedo meñique derecho, hecho que lo dejó sin poder pintar por varios meses y tuvo que hacer terapia física.
Tras la muerte de Pedrito, como la llamaba Botero con cariño, el artista se encerró por varios mese en París pintando el rostro de su hijo, en manera de lidiar con su duelo. Botero nombró después el retrato como “Pedrito a Caballo”, una de las obras más sagradas para él, ay que había sido “una tabla de salvación en medio de los dramas”, aseguró dijo el propio artista.
“Fue la primera obra que realicé después de ese terrible momento y es definitivamente mi mejor obra, es muy especial. Si alguna vez hice algo bien en la vida fue ese día”, dijo Botero en su momento.
Cabe mencionar que Pedro era hijo de su segundo matrimonio con la caleña Cecilia Zambrano. Botero y ella se habían casado en 1964, un año muy importante para la vida del artista, ya que en ese momento él era galardonado por una de sus obras en el Primer Salón Intercol de artistas Jóvenes, organizado por el Museo de Arte Moderno de Bogotá.
Aunque Zambrano se convirtió en uno de los pilares más férreos de Botero, la muerte de su hijo marcó de forma negativa la relación, por lo que en 1975 se separaron, ante la tristeza y adversidades surgidas por este trágico evento.
La obra de “Pedrito a Caballo” reposa hoy en día en el Museo de Antioquia. “La pintura, además de presentar al niño en un caballo de juguete, muestra en los ángulos inferiores dos dolorosas escenas: la del padre viendo a su hijo muerto, y la de los padres de luto en la casa vacía”, expresó el museo.
Un artista universal
“No quiero que me recuerden, en absoluto, quiero seguir vivo toda la vida”, afirmó Fernando Botero el 22 de enero de 2016 en una entrevista radial, al ser consultado por la muerte, esa a la que solía esquivar, de la que se burlaba a su manera en sus pinturas, que inmortalizó en los cuadros dedicados a su hijo Pedrito.
La muerte alcanzó hoy a Botero, uno de los colombianos más universales, más exhibidos, cuyas obras voluminosas son inconfundibles. Botero murió a los 91 años en su casa de Montecarlo, rodeado de sus hijos y sus nietos, apenas cuatro meses después de la partida del “amor” de su vida, la artista plástica Sophia Vari, quien falleció el pasado 5 de mayo.
En sus obras están inmortalizados toreros de ropas apretujadas, mujeres sexis, prostitutas voluminosas, campesinos atildados, sacerdotes de otra época, todos coloridos, todos expuesto en museos y calles de países como Estados Unidos, Japón, México, Italia, Alemania, España y Francia, entre otros.
*Con información de Colprensa.