Cultura
El Museo de Tejada, un sueño que falta por cumplir
El sueño de construir en Cali un museo para Hernando Tejada, el escultor del Gato del Río, sigue pendiente.

Para atrapar la memoria se necesita mucho más que una foto. El recuerdo persiste en los ojos de quien lo vive y hay lugares que, por mucho que pase el tiempo, te vuelven atraer a la primera vez en que uno estuvo ahí.
Capturar los recuerdos no es fácil, tampoco para los artistas, quienes simbolizan el sentir en su arte, lo que conlleva un proceso meticuloso y de mucho ingenio para tener grandes obras, como el Gato del Río.

Ese minino, al lado del río Cali, fue creado por el escultor pereirano Hernando Tejada Sáenz, ‘Tejadita’ (nació el 1 de febrero de 1924. Falleció el 1 de junio de 1998), quien se lo regaló a la Sultana del Valle, el 3 de julio de 1996, en una muestra de cariño y de aprecio a la ciudad que lo vio crecer en el arte. Con el paso del tiempo, este gato, de 3,30 metros de altura, estuvo solo con la compañía del río y la brisa de los Farallones, hasta que llegaron 30 mininas de diversos pelajes artísticos a acompañarlo.
Fue el hijo de la pintora, escultora y muralista, Lucy Tejada y sobrino de Hernando, Alejandro Valencia, quien construyó 15 gatas para que el gato no viviera otros 10 años de soledad. Estas fueron decoradas por varios artistas y así nació el Parque de los Gatos en 2006. “Me contrató la Cámara de Comercio para hacer a la novia del gato, yo estaba, casualmente, estudiando la obra CowParade, la parada de las vacas. Yo hice tres gatas para el proyecto: la gata caminando, que es la más famosa y conocida. La gata en el agua y la gata dormida”, cuenta Valencia.
‘Tejadita’ amaba los gatos: “Es que el gato solo triunfa. Un poeta colombiano ganó un premio nacional de poesía por una en la que dijo que el gato es el cuarto estado de la materia: sólido, líquido, gaseoso y el estado gato”.

Incluso en la casa-taller, frente al Gato del Río, llena de esculturas, sobresalen las colas y bigotes de varias réplicas. Valencia se ha encargado de mantener vivo el legado de su tío y su madre, compartiendo la memoria de Hernando y Lucy Tejada, dos grandes artistas. En Pereira está el museo que hace un tributo a la vida y obra de su madre, en el que se aprecian más de 160 piezas. Mientras las obras de ‘Tejadita’ se encuentran dispersas en el país, y algunas en Cali, a la espera de un lugar permanente, para seguir contando su historia.
Dentro de las curiosidades y secretos que existen de la creación del Gato de Tejada, el maestro Alejandro, le compartió a El País algunos sobre la construcción y restauración de esta escultura: “Algunos dicen que el gato fue construido con un millón de llaves de bronce, lo que no saben es que fue con el bronce de los cartuchos del Ejército. ¿Cuáles llaves? (Se ríe). Eso fue a punta de bala”, dice con su humor característico.
Actualmente, el Gato del Río es una de las esculturas más reconocidas de la ciudad, y encontrar a algunas gatas dispersas, en distintos puntos de esta, hace parte del juego.
‘Tejadita’ dibujó el boceto del Gato del Río, en una pequeña libreta, con lápiz detalló cómo quería que fuera el gato, así tal cual como se ve hoy en día. Y esta libreta, que contiene la mayoría de los apuntes de este gran artista, está intacta.

Un museo que alberga el legado de Hernando Tejada
Pese a la importancia del maestro para el patrimonio artístico de la ciudad, su obra no encontró en Cali un lugar de conservación. Por ello, fue Liliana Ortiz Casas, una artista caleña, quien abrió al público en el 2024, en la galería El Finestral, un espacio único y especial para la memoria de Tejada.
Allí se pueden ver muebles diseñados por ‘Tejadita’, en forma de gatos, de mujeres y muchos de sus ‘Manglares’ en los que mostraba su pasión por el Pacífico colombiano. Libretas, apuntes y fotografías de él y de su familia se exhiben en esta galería de arte, en la Avenida 4 oeste #1-66, a tres casas de la del sobrino de Tejada, Alejandro Valencia.
A Liliana Ortiz el destino la llevó a este espacio donde antes estuvo Hernando Tejada: “Antes su taller se encontraba en el barrio Centenario, se vino a esta casa y la convirtió en su taller. La entregó y se fue adonde vive su sobrino, Alejandro. Y la casa pequeña, que era su taller, la tumbaron y construyeron esta estructura que se ganó el Premio Nacional de Arquitectura”.
Para Liliana, la administración de Cali no ha podido generar un espacio en el que se pueda sostener y permanecer en el tiempo la idea de conservar el arte de ‘Tejadita’, “por eso nunca se hizo el museo de Hernando Tejada. No sé si este será su destino final, es decir, este museo o estará en otro lugar, pero se necesitan recursos y mucha pasión para seguir dejando prueba de la cultura en estos lugares. Es una deuda con Cali, que existan más museos de personas emblemáticas, y nosotros estamos luchando por el Museo de Hernando Tejada”.

Por lo pronto, hasta junio o julio, la obra infinita de ‘Tejadita’ —que en vida regaló a familiares, amigos y caleños— permanecerá en su galería, a la espera de lo que podría ser su destino.
Lo que muchos desconocen es que cuando se hizo la restauración del Gato del Río, Alejandro Valencia y su hijo Sebastián fueron abriendo un surco en el minino y colocando las cenizas de ‘Tejadita’ adentro, que quedó sellado con lágrimas.
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