El lunes, en un acto de reconocimiento, un coronel y un mayor retirado del Gaula del Valle del Cauca le entregaron a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y a las víctimas las medallas que recibieron como ‘premio’ a sus acciones, y que luego reconocieron como ‘falsos positivos’, y de las cuales, fueron calificadas por la Sala de Reconocimiento como asesinatos y desapariciones forzadas presentadas como bajas en combate por agentes del Estado.
La entrega de las condecoraciones se dio en una diligencia judicial de carácter restaurativo que se realizó en la ciudad de Cali, específicamente en la Universidad Santiago de Cali, dentro del Caso 05 que investiga crímenes cometidos por las Farc-EP e integrantes de la Fuerza Pública en el norte de Cauca y el sur de Valle del Cauca.
La diligencia fue presidida por el magistrado Raúl Sánchez, relator del Caso 05; y el magistrado Óscar Parra, correlator del Caso 03, que investiga asesinatos y desapariciones forzadas presentadas como bajas en combate por agentes del Estado.
En el acto, primero entraron los familiares de la víctimas, que presentaron fotografías de sus padres, hermanos, esposos e hijos, quienes fueron presentados en el pasado como guerrilleros dados de baja en combate.
“Lo que busca la justicia restaurativa es devolverles la dignidad a las víctimas que han sido afectadas por las conductas que investigamos. Importa que sus voces definan lo que es justo para ustedes”, dijo el magistrado Raúl Sánchez al instalar la diligencia.
Y añadió: “Hoy esas medallas dejan de ser un objeto multiplicador del engaño. Tal vez este acto pueda devolverles el valor para que sean ustedes las que determinen que pasará con ellas. Esperamos que este sea el inicio de un camino de reconciliación y sanación”.
Luego de la instalación de la diligencia, en la audiencia se proyectó un video con el reconocimiento de varios comparecientes que pidieron perdón a las víctimas que asesinaron y por las cuales ganaron reconocimientos en su carrera militar.
La primera víctima en participar fue Jenny Carolina Torres, quien se preguntó por qué se permite que las personas en la plenitud de su vida “nos dejen en este valle de lágrimas, ¿por qué suceden las injusticias como la de perder un ser tan grande, un ser querido?”.
Por su parte, Yunari Hernández, compañera de Carlos Julio Caballero sijo que “Ha sido muy duro para mí y para mis hijos vivir sin mi esposo (...), quien un día antes de irse a encontrar con la muerte me había pedido matrimonio, me dejó con un anillo de compromiso, y me lo entregaron en bolsas”.
“Lo más difícil es saber que la patria a la que mi hermano le sirvió como soldado fue la que le quitó la vida y manchó su nombre ante el país por el cual luchó. Ella viajó mucho buscándolo a él y buscando verdad, madre usted es una verraca”, Mileidy, hermana de Fabio Carabalí.
Tras las intervenciones de las víctimas, Cr. (r) Jorge Enrique Florián, exintegrante del Gaula del Ejército en Valle, fue el primero de los comparecientes en dirigirse a las víctimas y pedir perdón. “Su presencia aquí demuestra una gran Valentía. (...) Quienes debíamos proteger la vida, optamos por la muerte, a partir de ahí el tiempo profundizó las heridas que se abrieron (...), jamás el tiempo retiró el puñal de dolor en el corazón de muchas madres ni la soledad ardiente en muchos huérfanos”, dijo Florián.
Y agregó: “Mi cruz ha sido vivir todos estos años acosado por mi propia conciencia”, luego leyó los nombres de las víctimas para reconocer que estas personas no fueron integrantes de ninguna organización delictiva ni armada que merecieran que ellos les cegaran sus vidas.
“Una medalla podrá parecer poco. Esta medalla en particular ha cobrado un valor especial y diferente a aquel por el cual fue creada, la medalla por servicios distinguidos es una condecoración del más alto nivel”, añadió y entregó la medalla.
Seguido a Florián, el mayor (r) Mauricio Ordóñez Galindo tomó la palabra para dirigirse a las víctimas: “Reconozco en ustedes personas honestas y dignas que hoy me están dando la oportunidad de hablar y contar la verdad, oportunidad que yo no le di a sus hijos”.
“Estoy aquí voluntariamente y les agradezco que me hayan dejado parar frente a ustedes, y estoy dispuesto a enfrentar lo que sea necesario para que ustedes recuperen la dignidad”, dijo Ordóñez y luego leyó el nombre de sus víctimas, mientras que aseguró que ellos no eran guerrilleros.
“Me levanto con la oportunidad de venir a un escenario de estos para recibir el inmerecido perdón de parte de ustedes. Quiero que sepan que ustedes están dando una demostración de valentía. Quiero ayudar a construir un país donde todos podamos vivir en reconciliación”, Ordóñez.
Y agregó: “Empezamos a construir una falsa narrativa de sus familiares, fueron seleccionados, fueron maquillados, fueron presentados como si ellos pertenecieran a una organización criminal, a la guerrilla, que era algo que en su momento nos podía generar muchos méritos”.
Tras su intervención los dos exintegrantes del Gaula del Ejército en Valle del Cauca entregaron las medallas a los magistrados Raúl Sánchez y Óscar Parra quienes las entregaron a los familiares de las víctimas. La medallas quedarán bajo custodia de la JEP.
“Con este acto queda limpio el nombre de sus familiares, para siempre y para Colombia, el nombre de sus hijos, hermanos, esposos, hermano queda limpio y será la magistratura con las víctimas las encargadas de señalar dónde deben reposar estas medallas de la infamia”, finalizó el magistrado Sánchez.