Por: Presbítero José Over Gallego Londoño, delegado para las Comunicaciones de la Arquidiócesis de Cali


Se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados”.

Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.

El encuentro con el Resucitado en esta Pascua, es un encuentro de vida, de compromiso, de misión. Un saludo de siempre es: les traigo la paz, no tengan miedo, y ellos se llenan de alegría.

Vivir la Pascua en este contexto es manifestar a Jesús al mundo como un regalo de paz. El discípulo del Señor debe llevar al mundo ese mensaje con su vida y su testimonio. En la unidad, en la fraternidad, en el amor al otro. Sopló sobre ellos y les regaló el Espíritu Santo, y les da un mandato vayan y perdonen. Este sacramento del Perdón, es un regalo Pascual. A quienes perdonen los pecados les quedan perdonados. Sanar el alma, sanar de dentro el corazón, esas guerras interiores sólo pueden hacerte infeliz. Y el mayor tesoro que un hombre puede recibir es la paz, y hoy, Jesús te la regala. Si estás limpio por dentro, si estás dispuesto, si abres tu corazón al Señor; podrás gozar de su amor.

Para poder recibir ese perdón tendrás que cultivar tu fe cada día. Un engreído, un orgulloso no tiene ese espacio para el Señor. No seas como Tomás, “hasta no ver no creer”. Pon tu confianza en el Señor y en su Palabra, créele a Él, confía, escucha, ama y espera.

Este es Domingo de la Divina Misericordia: debemos confiar en la Misericordia del Señor. La confianza es la esencia, el alma de esta devoción y a la vez la condición para recibir gracias. La misericordia define nuestra actitud ante cada persona. “Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio”. El Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo menos una obra de misericordia al día. Una hermosa devoción polaca que en Santa Faustina Kowalska, nos regala un hermoso legado espiritual que hoy es patrimonio de todos los cristianos, al Papa San Juan Pablo II, por haberla hecho fiesta universal. Oh Jesús, en ti confiamos.