Ha hecho camino una mirada pesimista sobre el futuro de Colombia y en consecuencia, una calificación mordaz sobre la gestión del presidente Duque. Indudablemente, es más fácil hablar de los nubarrones sobre el horizonte, descalificar las gestiones y criticar, que contribuir a la esperanza con argumentos sólidos y evaluar la gestión del presidente Duque en medio de las circunstancias tan complejas que ha tenido que sortear. Muchos acuden al facilismo irresponsable al afirmar que una de las épocas más duras que ha vivido el país están ligadas a que tenemos un mal presidente. No ha sido así.

Acudo a un resumen de logros que nos compartió el analista político Luis Fidel Moreno: la terminación de 24 de las 26 vías 4G; las inversiones en 170 municipios afectados por la violencia que alcanzan 9 billones de pesos; más de 2000 emprendimientos con los reinsertados; récord en construcción de viviendas de interés social; recaudo histórico de impuestos, superior a 17 billones; internacionalmente la gestión del manejo del covid ha merecido magníficas calificaciones y el manejo responsable y cotidiano de Duque con la comunidad nos hizo apreciar que teníamos un gerente responsable al frente de la empresa llamada Colombia; convergencia de la matriz energética hacia energías limpias; matrícula cero para estratos 1,2 y 3 en universidades públicas; un millón de hectáreas entregadas a través del Fondo de tierras; las medidas de alivio para las empresas afectadas por la pandemia y el bloqueo y la disminución de la tasa de desempleo; los esfuerzos con Jóvenes en Acción y la Generación E que se han encausado a favorecer más de 700.000 jóvenes; la reconstrucción de Providencia que por primera vez tiene agua potable y se avanza por fin en la construcción del hospital; más de 3000 kms de vías nuevas, entre muchas otras realizaciones.

Por eso no es de extrañarse que la economía esté creciendo al 9,7%, índice histórico, o que por iniciativa del gobierno, el sector empresarial haya acogido la propuesta del salario mínimo de un millón de pesos, incremento del 10.,07%, otro porcentaje inédito en los últimos 25 años, logro que debería tener un gran impacto social y estimular el consumo, pero que deja sin argumentos a quienes permanentemente critican los gobiernos por su indolencia.

El reto ahora es mantener la senda de ese crecimiento que el presidente Duque deja. Que las aves de mal agüero y aquellos que solo miran el vaso medio vacío no contribuyan a la desesperanza y empujen al país hacia el abismo insondable del petro-chavismo. Es ilógico en este momento.