Una de las personas maravillosas que me regaló la vida fue mi tía Martha Ruiz. Inteligente, gran lectora, con carácter fuerte y personalidad arrolladora, tuvo dos grandes amores: sus sobrinos y el Deportivo Cali.
Su habitación tenía alineaciones, fotos de momentos de gloria del equipo amado, caricatura de Álex Gorayeb y banderines.
Con ella íbamos al estadio hasta que se fue transformando : creo que fue la primera hooligan de 70 años pues la vi sacando las pilas de su transistor Sanyo para tirárselas a un árbitro que ella consideraba ladrón.
La última vez que fue a fútbol salió en camilla por un pre infarto y eso que ¡no le tocó el Cali de hoy!
Siguió escuchando los partidos desde la casa solariega en Buga hasta que algún día, en una visita, noté que no tenía encendido su radio. “No mijo, la verdad es que he notado que cuando oigo el partido, el Cali pierde y no le quiero causar daño al equipo. Así que hago fuerza toda la tarde hasta que me llamen a dar el resultado”. Mi pobre tía, generosa en todo, se abstenía de su gran placer dominical por temor a ser el bulto de sal que afectara al verdiblanco.
Heredero de esos temores, he venido analizando la relación entre mi camiseta ‘amarela’ y los resultados de los partidos de la selección Colombia. Solo me falta ponérmela al revés pero con camiseta o sin ella, la selección nos pone a sufrir todo el tiempo. Sin embargo, esa relación me convirtió en estudioso de la camiseta tricolor y los hinchas. De acuerdo con la fecha de postura, he identificado los siguientes usuarios:
1. Los que se ponen la camiseta el día anterior al partido: estos se dividen en a) Desinformados. b) Ansiosos. c) Desaseados que no les preocupa usar la misma ropa varios días.
2. Las masivas manifestaciones amarillas en las mañana del día del partido: esta es la más bella expresión de optimismo, la cual disfruto todo el recorrido hacia mi trabajo. Personas de todas las condiciones sociales, movilizadas por la fe en el triunfo colombiano. Confieso que no dejo de pensar en que alguno de esos caminantes sea el bulto de sal que tanto temía mi tía Martha.
3. La gente con camisetas tricolores al día siguiente del partido. Se dividen en dos: a) Si ganó Colombia, ese picarón huele a anís de la Licorera del Valle. b) Si perdió Colombia, generalmente huele a chucha. El cuerpo humano emite melancolía por las axilas.
4. Los que llevan la tricolor el día que juega Jamaica contra Islandia. Pueden ser a) Despistados. b) No tenían nada más que ponerse. c) Le tienen tanto susto a Colombia que prefieren hacer barra ajena sin temor.
Cobardes. Siquiera no los conoció mi tía Martha.