La última semana ha estado cargada de noticias económicas que, aunque con visos positivos (como el ISE de abril), también tienen lunares.
Arrancamos con el anuncio del Marco Fiscal de Mediano Plazo 2024, que para quienes no lo conocen, es el instrumento macroeconómico más importante del país, pues anticipa las grandes cifras, estima el balance fiscal, define y valora riesgos y organiza el plan financiero para calificadoras e inversionistas. Es la hoja de ruta de la economía a diez años y el instrumento más leído para decisiones de financiamiento e inversión en el país.
El marco está bien estructurado en los supuestos de crecimiento, inflación, tasa de cambio y petróleo, anuncia que la mejor noticia del 2024 será una inflación cercana al tope máximo de la meta del banco y por lo menos cumple con la regla fiscal. Muy bien también que reconoce los errores cometidos en 2024 en haber estimado ingresos inalcanzables, y un exceso de gasto primario (sin incluir intereses) que tuvo que controlar con congelamientos sustantivos. Sin embargo, el marco deja lunares.
Deja los lunares de que después de que Colombia llevaba 3 años seguidos bajando el déficit total y primario y disminuyendo la deuda en relación con el PIB, este marco vuelve y deteriora estos tres indicadores. Y lo hace porque es insuficiente el esfuerzo para controlar el derroche de gasto de funcionamiento y en transferencias. Tampoco convence el exceso de optimismo a mediano plazo, con el aumento en los ingresos del país en lo que se refiere al PIB.
Pero deja envenenado el futuro con un gasto público 3 a 4 puntos porcentuales más del PIB, nos pone eso al borde del precipicio de incumplir regla fiscal y los recortes y planes fiscales a futuro son insuficientes.
Y apenas leyendo el marco, llego la fatal aprobación de la reforma pensional. Y digo fatal, porque a pesar de ir más o menos en buena senda el debate en la cámara, de un momento a otro decidieron ‘pupitrear’ el texto del senado y dejaron herencias malditas.
Una reforma que le implicara a los jóvenes o aumentar sus aportes a pensiones, o pagar 4 reformas tributarias o aprobar en unos años una nueva reforma pensional que por ejemplo modifique la edad de pensión. Una ley envenenada con todos los síntomas de inconstitucionalidad, que acaba con la libertad para elegir y con dos orangutanes. Un impuesto a pensiones mayores a 3 millones y un nuevo sistema pensional que aplica al 41% de la población que nadie sabe cuánto vale, ni cómo opera (un miquito que el senado aprobó para aprobar la reforma a última hora. ¡Faltaba 1 votico!).
Por eso en el tema del cupo de endeudamiento no se valen las equivocaciones. El congreso debe aprovechar la aprobación para exigir que el gasto primario baje 2 puntos porcentuales y así darle más sostenibilidad a las finanzas del país y ordenar un gobierno que al haber mandado la aplicación de la pensional al 2025, está detrás de los jugosos recursos adicionales que tendrá para gastar más. Exigir lo anterior significa una buena dosis de responsabilidad fiscal del congreso.
Tres noticias económicas, algunos lunares y mucho más por corregir.