El enorme reto que tendrá el alcalde de Cali, Alejandro Eder, a partir de su segundo año de gobierno, será generar confianza e inyectar la mayor dosis de transparencia a los procesos a través de los cuales se adjudicará la contratación pública en lo que reste de su administración.
Si bien el monitoreo que realizó el laboratorio ciudadano Mi Cali Contrata Bien a los procesos de adjudicación que hizo este gobierno en sus primeros doce meses muestra que se mantiene la tendencia en las formas de contratar de los últimos años, lo que esperan los caleños es que cada vez sea menos la contratación que se hace de manera directa o los concursos o licitaciones con un único oferente.
Los resultados obtenidos del análisis de los 27.000 contratos firmados entre el 1 de enero y el 31 de diciembre del 2024 por los 29 organismos centralizados en la Administración, destacan que en este primer año aumentara un 7% las licitaciones; cosa poco común porque es un periodo de planeación y de promoción del plan de desarrollo.
Igualmente, revela el análisis a los contratos que hubo una reducción de ocho puntos porcentuales en la totalidad de los contratos que se entregaron de manera directa y que para el caso de Alejandro Eder se adjudicó bajo esa modalidad cerca de un billón de pesos ($926.408 millones), el 52% de lo contratado y reportado al Secop II.
Pero advierte también Mi Cali Contrata Bien que el lunar en materia de contratación en el primer año de gobierno del alcalde Alejandro Eder fue el aumento en el número de contratos firmados por prestación de servicio o PS en referencia a lo que en su último año firmó su antecesor, el exalcalde Jorge Iván Ospina.
Contratos que, como lo explicó el Director del Dagma, una de las entidades donde esta modalidad más creció, pudieron incrementar en el marco de la realización de un evento tan importante para la ciudad como lo fue la Cumbre Mundial de Biodiversidad o COP16.
Sin embargo, pasar de 12.500 contratos de prestación de servicios a más de 13.000 es una cifra preocupante y demanda la realización o análisis del estudio de cargas para saber con exactitud cuántos contratistas son suficientes para una ciudad como Cali.
La elección de Alejandro Eder como alcalde de la ciudad fue ante todo un voto de confianza tras cuatro años de cuestionamientos a la manera como se ejecutaron buena parte de los recursos públicos en la capital del Valle del Cauca en la administración anterior.
La mejor forma de responder a ese apoyo, por el bien y la confianza que urgen recuperar los caleños en sus instituciones, es adoptando a partir de este segundo año de mandato procesos de contratación competitivos y que los llamados contratos a dedo o licitaciones con un único oferente sean la excepción y no la regla.
Sobre todo, cuando también en un voto de confianza, el Concejo le aprobó la suscripción de un contrato de deuda pública por $3,5 billones. Un empréstito en el que, por el bien de la ciudad, no debe quedar duda sobre las obras a realizar, la planeación, los estudios ni los costos.