Las alteraciones del sueño pueden conducir a patologías cardiacas, a la obesidad y activar el lupus o la artritis.
La calidad del sueño no es solo importante para conservar la buena salud psicológica y mental, sino también para prevenir enfermedades como la obesidad, la hipertensión y las enfermedades del corazón.
De acuerdo con Mayo Clinic, entidad dedicada a la práctica clínica, la educación e investigación, el desarrollo de estas afecciones está directamente relacionado con las alteraciones de sueño, ya sean por el estrés o el desfase horario, las cuales “hacen que se tengan más probabilidades de desarrollar factores de riesgo de enfermedad cardíaca, incluidas obesidad y diabetes”.
Incluso, una falta de sueño regular puede provocar hipertensión sin importar la edad de la persona, pues puede presentarse tanto en niños como en adultos, se asegura desde Mayo Clinic.
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Por su parte, el médico neurólogo Miguel Silva Soler señala que “el sueño es necesario para que haya una homeostasis o equilibrio en nuestro organismo que conlleva a un adecuado funcionamiento de este. También, permite restablecer las funciones físicas y psicológicas que son esenciales para nuestro adecuado funcionamiento”.
Si no se tiene un sueño reparador, uno que alcance sus fases completas, se acelera el envejecimiento del cuerpo, comenta el cardiólogo clínico Ricardo Maingon, y no sería “raro que empiece a aumentar la presión arterial, los niveles de colesterol elevados, los niveles de glucosa difíciles de controlar, problemas de depresión o de ansiedad”.
Uno de los principales problemas al dormir, indicó la psicóloga clínica María Méndez, estaría relacionado con el trastorno de sueño crónico o insomnio, el cual “puede aparecer por situaciones de estrés, por síntomas de ansiedad y preocupaciones por no saber cómo afrontar algunas cosas”.
También, según comentó la psicóloga Méndez, podría ser el resultado de un evento traumático o un dolor crónico; la ingesta de algunos medicamentos o incluso, el cambio de huso horario.
Por su parte, el doctor Miguel Silva Soler, miembro de la Asociación Colombiana de Medicina del Sueño, indicó que aquellos que padecen de trastornos de sueño, posiblemente tengan más complicaciones, morbilidades o también, la activación de algunas otras enfermedades inmunológicas como el lupus o la artritis.
“El impacto que tiene el sueño en la salud tiene un papel muy importante en el sistema inmunológico, de tal manera que si no dormimos bien somos más propensos a tener enfermedades autoinmunes, sufrir más infecciones y tener complicaciones más graves por infecciones que podrían ser usualmente leves”, explicó el médico neurólogo Miguel Silva Soler, docente de la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud, Fucs.
Por otra parte, quienes padecen de apnea de sueño - siendo esta una enfermedad que se caracteriza por una interrupción del sueño, especialmente con pausas en la respiración- además de que pueden sufrir accidentes cardiovasculares, hipertensión o ataques cardíacos, esta patología les genera falta de concentración.
“El paciente deja de respirar por unos segundos y eso altera la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Incluso, cuando nosotros le indicamos medicamentos a este tipo de pacientes y no tratamos el trastorno del sueño, el paciente va a persistir con la presión alta y como todos bien sabemos, este es un factor de riesgo para problemas coronarios, para problemas renales, para ceguera y otras enfermedades”, explicó el doctor Maingon.
Asegúrese de que su cuarto esté limpio y ordenado. Use aromas que le agraden, espárzalos por su habitación una hora antes de irse a dormir.
Higiene del sueño
Por otro lado, para desarrollar una buena higiene de sueño, la psicóloga Claudia Martínez sugiere que se tengan hábitos que ayuden a conciliar el sueño más fácilmente. “Hay que tratar de no hacer siestas muy largas en el día, en lo posible no repetirlas todos los días, para poder que el sueño llegue en el momento que es, con nuestro reloj biológico que empieza en la noche”.
También recomienda no exponerse en demasía a la luz artificial a la hora de dormir, pues esto lo que hace es disparar nuestro reloj biológico. “Los televisores, los celulares, las mismas luces led le dan una información equivocada a nuestro cerebro, a nuestro reloj biológico como si todavía debiéramos estar activos, lo que hace que el cuerpo no vaya bajando temperatura y alistándose para la hora de dormir”.
De otra parte, la nutricionista María Camila Trujillo Urbano sugiere tratar de cenar temprano y comer alimentos con contenido de triptófano, los cuales, según manifiesta, “son aminoácidos que ayudan en la producción de la melatonina y serotonina, hormonas encargadas de regular el ciclo del sueño, el apetito, el estado de ánimo y el dolor”. Estos aminoácidos se pueden encontrar en alimentos como “nueces, salmón, arroz, huevos y pechuga de pollo”.
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Igualmente, evitar bebidas que contengan cafeína “después de las 6:00 de la tarde, realizar actividad física, y evitar hablar sobre las preocupaciones del día a día con algún ser querido en la noche para no llevarse esa intranquilidad a la hora del sueño”.
A esos pequeños bombillos del televisor y del módem póngales cinta aislante. No tenga un reloj con luminosidad en la alcoba, esos estímulos lumínicos impiden que duerma bien.
Fases del sueño:
Fase 1: Es la etapa de adormilamiento.
Fase 2: hay relajación muscular, reducción de la frecuencia respiratoria
y cardiaca.
Fase 3: es el periodo de transición, de profundización. Se reduce la presión arterial, las funciones vitales en general, para ascender a la Fase 4.
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Fase 4: Proceso de reparación, el cuerpo se desconecta y se da un funcionamiento fisiológico más distinto al del resto de sueño.
Fase REM: se está muy dormido, pues el cuerpo está muy relajado. Hay una gran actividad cerebral.
Haga ejercicio en la mañana, ojalá recibiendo la luz del sol. Si se ejercita mucho en la noche (suda, se agita), dispara la adrenalina y termina activo y eso le impide dormir.
Tenga en cuenta
De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, entre el 50% y 80% de las personas que padecen enfermedades psiquiátricas, presentan problemas crónicos de sueño.
La duración del sueño en recién nacidos debe ser entre 14 y 17 horas al día.
- Niños entre 3 y 5 años deben dormir entre 10 o 14 horas.
- Los adolescentes entre 8.5 y 10 horas.
- En adultos es recomendable dormir entre 6 y 8 horas y en adultos mayores entre 4 y 6 horas de sueño, según el médico neurólogo Miguel Silva Soler, máster en sueño, miembro de la Asociación Colombiana de Medicina del Sueño.