Cambios de humor repentino, animosidad, ansiedad y luego irritabilidad, momentos de cansancio y hambre inexplicables, episodios de migraña y problemas de caries, son algunos de los síntomas que puede presentar una persona cuando tiene niveles altos de azúcar en la sangre, que aún no se han convertido en enfermedades más graves como diabetes, pero son llamados de atención para mejorar la dieta y controlar la ingesta de azúcares, en particular de los procesados.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un informe para un compromiso mundial en la reducción del consumo de azúcar, “el consumo de azúcares debe representar menos del 10% de la ingesta calórica total diaria”.
Pero, recomiendan que “si la ingesta calórica total diaria se reduce a menos del 5% se obtendrán beneficios adicionales. Un 5% de la ingesta calórica total equivale a unos 25 gramos (aproximadamente 6 cucharadas de café) de azúcar al día para un adulto con un índice de masa corporal normal”.
Cuando una persona tiene niveles altos de azúcar en la sangre, pero aún no se diagnostica una diabetes, esto se conoce como hiperglicemia (exceso de glucosa en la sangre). Lo contrario es la hipoglucemia, cuando se bajan los niveles de azúcar en el organismo.
En el caso de la hiperglicemia, de acuerdo con el portal Med Line Plus del NIH de EE. UU., las personas pueden presentar síntomas como sed permanente, resequedad en la boca y en la piel, presentar visión borrosa en ocasiones, debilidad inexplicable y constante necesidad de orinar. Esta condición también puede ir debilitando el sistema inmune y predisponer a infecciones.
Así mismo, los altos niveles de glucosa pueden provocar cambios de humor súbitos, cuando la persona pasa de estar animada y enérgica durante un periodo de tiempo breve, para luego tornarse irritable, incluso deprimida y hambre. Esto sería provocado por una dieta que incluye muchos azúcares procesados, de dulces o productos industriales carentes de proteínas, fibras y grasas, generadores de una carga energética débil que extingue muy rápido, provocando esas caídas en los niveles de azúcar y desnutrición.
Cuando el organismo está con niveles bajos de glucosa, entonces sufre de hipoglucemia, lo que genera dolores de cabeza, hambre y migraña, en tanto la persona no ingiere algún alimento con azúcar. Así mismo, la ingesta de alimentos ricos en azúcar y carbohidratos —que son transformados en azúcares dentro del organismo— tienen una relación directa con el deterioro de la salud dental. Al respecto, algunos estudios han encontrado que los azúcares influyen en la aparición de caries.
Y, por último, no se puede olvidar que una dieta elevada en azúcar produce una energía de mala calidad en el organismo, que se agota muy rápido y genera más hambre, contribuyendo así a comportamientos alimenticios nocivos que favorecen el sobrepeso, la obesidad y la diabetes en las personas.