El bruxismo es un trastorno del sueño que consiste en rechinar o apretar los dientes en cualquier momento, ya sea a la hora de dormir o en el momento de estar despierto, aunque los médicos no han encontrado una cura definitiva, hay algunos tratamientos que pueden colaborar a reducir su impacto.
Uno de los tipos más comunes de bruxismo es el nocturno, que ocurre mientras el paciente descansa y tiene grandes repercusiones en la vida diaria, pues afecta en el desempeño personal y familiar, puede despertar al paciente o su pareja, producir tensión muscular evitando un sueño reparador o generar ronquidos. Sin contar que también genera dolor en la cara, problemas en las encías o desgaste dental. Además, puede traer dificultad al abrir la boca, ruidos o chasquidos en la apertura o el cierre.
En caso de sospechar estar sufriendo de bruxismo, es necesario consultar con el médico tratante, ya sea el odontólogo o el especialista en sueño. Algunos de los tratamientos más comunes son la terapia conductual para tratar el estrés o la ansiedad; el uso de protectores bucales; el uso de relajantes musculares o incluso la inyección botulínica puede ayudar a relajar los músculos de la mandíbula de forma temporal.
Según datos de la Sociedad Española del Sueño, el bruxismo de vigilia, durante las horas de actividad, puede afectar entre un 22% y un 31% de la población general; en cambio, el bruxismo nocturno, afectaría a un 8.2% de la población. El mismo estudio citado por la página Cinfasalud indica que algunos pacientes pueden presentar el problema después de los 40 años, aunque también puede desaparecer solo en cualquier momento.
“En todo caso, según la SES, el bruxismo disminuye con la edad y, después de los 65 años, el porcentaje de incidencia se reduce significativamente hasta alcanzar a solo el 3% de los mayores”, agrega la mencionada página.