Basados en un análisis de más de 202.000 muertes por infarto de miocardio entre 2015 - 2020 en la provincia china de Jiangsu, se ha estudiado a que estas tendrían relación por el ambiente en donde se generaron.

Sin embargo, aunque hay diversos factores que pueden duplicar este riesgo de infarto, los expertos señalan que unas de las más recurrentes está entre el calor y los niveles elevados de contaminación por partículas finas.

Más de 202.000 muertes por infarto de miocardio entre 2015 - 2020 en la provincia china de Jiangsu. /Foto: Patrick T. Fallon / AFP) | Foto: AFP or licensors

Los expertos indican que el calentamiento global y la contaminación atmosférica son dos de los problemas acuciantes que enfrente el planeta. Además, estos no solo amenazan el medio ambiente, sino que también tienen graves repercusiones en la salud humana.

Uno de los aspectos menos conocidos y más preocupantes es cómo la combinación del calor y la contaminación puede aumentar el riesgo de sufrir un infarto.

Calor y su Impacto en el organismo

A medida que los gases de efecto invernadero y la deforestación continúan aumentando las temperaturas globales, las olas de calor se han vuelto más frecuentes y severas en muchas regiones del mundo.

El calor extremo ejerce una carga significativa en el cuerpo humano, especialmente en los grupos vulnerables, como los ancianos, los niños y las personas con enfermedades crónicas.

Calor y contaminación: esta es la combinación mortal que dispara el riesgo de infarto. | Foto: AFP or licensors

Cuando se enfrenta a temperaturas altas, el cuerpo intenta regular su temperatura interna mediante la sudoración y la dilatación de los vasos sanguíneos para disipar el calor. Sin embargo, en ambientes excesivamente calurosos, este mecanismo puede sobrecargarse, lo que conduce a la deshidratación, la fatiga y la alteración del flujo sanguíneo.

En el estudio se observó un aumento del 18% en el riesgo de sufrir un infarto mortal durante las olas de calor de 2 días, con índices de calor iguales o superiores al percentil 90 (entre 28,1 y 36,6 grados Celsius).

La verdadera preocupación radica en el efecto sinérgico que el calor y la contaminación tienen sobre el sistema cardiovascular. Cuando se combinan, estos dos factores pueden exacerbar los efectos negativos en el organismo. Por ejemplo, durante una ola de calor, la contaminación del aire puede empeorar debido a la inversión térmica, que atrapa los contaminantes cerca del suelo y dificulta su dispersión.

Este riesgo se incrementó significativamente hasta un 74 % en las olas de calor de 4 días, con índices de calor iguales o superiores al percentil 97,5 (entre 34,8 y 43 grados Celsius).

Los contaminantes del aire, como partículas finas (PM 2.5) y gases tóxicos (como el dióxido de nitrógeno y el ozono troposférico), se liberan a la atmósfera principalmente por la quema de combustibles fósiles y actividades industriales.

Las temperaturas extremas dispara el riesgo de infarto. | Foto: AFP or licensors

Cuando se respira el aire contaminado, estos tóxicos ingresan en nuestros pulmones y pasan al torrente sanguíneo. Una vez allí, pueden desencadenar respuestas inflamatorias y estrés oxidativo que dañan las células endoteliales, que recubren el interior de los vasos sanguíneos.

Por otro lado, se encontró que los infartos vinculados al frío fueron un 4 % más frecuentes durante las olas de frío de 2 días, con temperaturas iguales o inferiores al percentil 10 (entre 0,7 y 4,7 grados Celsius). Además, se observó un incremento del 12 % en los infartos durante las olas de frío de 3 días, con temperaturas iguales o inferiores al percentil 2,5 (entre -2,7 y 2,7 grados Celsius).