El cerebro es sensible a la cantidad de glucosa (azúcar) que recibe, y los niveles altos de azúcar en la sangre pueden dañar los vasos sanguíneos del cerebro, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

Es más, los CDC explicaron que el cerebro es el centro de comando del cuerpo, y está formado por células nerviosas que mantienen al cuerpo funcionando, incluso mientras se duerme. También controla cómo se siente la persona, cómo aprende y recuerda las cosas. Y para hacer todo este trabajo, el cerebro usa el azúcar en la sangre para obtener energía.

De hecho, el cerebro es el órgano que más energía requiere, ya que necesita la mitad de toda la energía que provee el azúcar en el cuerpo para funcionar correctamente.

El cerebro es como la computadora que controla las funciones del organismo. | Foto: Getty Images

No obstante, según los CDC, si lo niveles de azúcar en la sangre están fuera de los valores normales, pueden desequilibrar el centro de comando. De la misma manera que la diabetes puede causar daño a los nervios de los ojos, los pies y las manos, también puede afectar el cerebro al dañar los nervios y los vasos sanguíneos. Esto puede llevar a problemas con la memoria y el aprendizaje, cambios de humor, aumento de peso, cambios hormonales y, con el tiempo, a otros problemas graves como enfermedad de Alzheimer.

Por cierto, como los efectos de los niveles altos de azúcar en la sangre ocurren a lo largo del tiempo y no son inmediatamente evidentes, muchas personas no saben que están afectando su cerebro.

La alimentación es uno de los factores que pueden incidir negativa o positivamente en la regulación del azúcar en sangre. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Por ello, es importante que las personas con diabetes mantengan sus niveles de azúcar en la sangre en los valores deseados, y algunos consejos para controlar los niveles de azúcar son:

1. Tener una alimentación saludable: hay que elegir alimentos ricos en fibra, con bajo contenido graso y pocas calorías, y centrarse en las frutas, las verduras y los granos integrales. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que una dieta sana incluye diariamente al menos 400 g de frutas y hortalizas al día. Respecto a las grasas y azúcares, menos del 10 % de la ingesta calórica total debe ser de azúcares libres y menos del 30 % de la ingesta calórica diaria debe proceder de grasas. Finalmente, la OMS explica que se deben consumir menos de cinco gramos de sal al día y la sal debería ser yodada.

Un análisis de sangre puede mostrar si se tiene diabetes. | Foto: Getty Images

Respecto a las porciones, el Instituto señaló que hay que llenar la mitad del plato con frutas y vegetales, una cuarta parte del plato con un proteína baja en grasa como frijoles, o pollo o pavo sin el pellejo, y la otra cuarta parte del plato con un cereal integral, como arroz o pasta integral.

2. Hacer más actividad física. Lo ideal es realizar unos 30 minutos de actividad aeróbica moderada la mayoría de los días de la semana y se debe intentar hacer al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada a la semana.

4. Controlar los niveles de azúcar: el Grupo Sanitas de España señaló que la voz de alarma debe saltar cuando los niveles de glucosa en sangre estando en ayunas se sitúan entre 100 y 125 mg/dl y después de comer entre los 140 y los 199 mg/dl.

5. Asistir al médico y asegurarse de que en cada visita médica realicen:

  • Un chequeo de la presión arterial.
  • Un chequeo de los pies.
  • Un chequeo del peso.

De todos modos, la información antes dada no sustituye la asesoría médica y es de vital importancia consultar a un experto de la salud para que sea este quien explique el tema mencionado.