El consumo excesivo de sal es un problema cada vez más regular en la salud de las personas alrededor del mundo. Y es que, aunque la sal es necesaria para el funcionamiento adecuado del organismo, el exceso puede tener efectos negativos en la salud, especialmente en el hígado.
La sal es uno de los principales ingredientes a la hora de cocinar. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en casi todo el mundo las personas están consumiendo más de dos gramos de sodio al día y el 75 % de la sal que consumen proviene de alimentos ultraprocesados y comida chatarra.
El hígado es un órgano vital que realiza numerosas funciones esenciales en el organismo, como la desintoxicación, la producción de bilis y el metabolismo de los nutrientes. La excesivo consumo de sal en la alimentación puede empeorar la acumulación de líquidos y la hinchazón en el hígado, según Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
En palabras más simples, el exceso de sodio puede causar una retención de líquidos, lo que ejerce una presión adicional sobre el hígado. Además, la retención de líquidos, puede dificultar el flujo sanguíneo adecuado a través del hígado, lo que puede llevar a la acumulación de grasa y el desarrollo de enfermedades hepáticas como la esteatosis hepática (hígado graso), la cirrosis y la hipertensión portal.
El consumo excesivo de sal también está asociado con el aumento de la presión arterial. Cuando se consume demasiada sal, el cuerpo retiene más agua para equilibrar los niveles de sodio en el torrente sanguíneo. Este aumento del volumen sanguíneo puede ejercer presión sobre las paredes de los vasos sanguíneos y elevar la presión arterial, lo que puede llevar a una hipertensión arterial crónica, que afecta el hígado.
Por otro lado, el consumo excesivo de sal también se ha relacionado con el desarrollo de hígado graso no alcohólico (HGNA), una condición en la que se acumula grasa en el hígado. El exceso de sodio puede provocar retención de líquidos y aumentar la resistencia a la insulina, lo que promueve la acumulación de grasa en el hígado.
De hecho, con pasar del tiempo, el hígado graso puede progresar hacia una enfermedad más grave, como la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), que implica una inflamación y daño hepático. Si esto no se trata, la EHNA puede progresar a cirrosis y aumentar el riesgo de cáncer de hígado.
¿Cómo reducir el consumo de sal?
Para evitar diferentes enfermedades a raíz del exceso de sodio, lo mejor es llevar una alimentación natural, evitando al máximo los alimentos procesados, eliminar el salero de la mesa, no adicionar sal a la comida ya preparada, revisar las etiquetas de los productos y procurar que tengan menos de 150 mg de sodio por porción.
El primero es el ajo que es utilizado para sazonar alimentos y debido a sus compuestos químicos, se le atribuyen beneficios antifúngicos, antimicrobianos y antiinflamatorios.
Por otro lado, se puede utilizar la albahaca, que es una hierba aromática natural popularmente conocida por apoyar la buena digestión, es antiinflamatoria. Por su contenido en eugenol, uno de sus derivados, también puede ayudar a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos, y bajar la presión arterial.
De igual forma, se puede utilizar el cilantro, una hierba que se le atribuyen propiedades antioxidantes y antisépticas. También es diurético y ayuda a reducir los niveles de glucosa en la sangre, por lo cual las personas hipoglicémicas deberían consultar a un especialista antes de consumirlo en grandes proporciones. Tiene vitaminas A, C, K, hierro y calcio.